Esa máquina de hacer dinero, que debe ser Angrup. Son ya varias las menciones en el myownprivatebarcellone, "La Botiga", "Attic", "Mussol". Hoy, gracias a la invitación de Gustavo le toca el turno a "Citrus". Uno de los trazos en común que tienen los restaurantes de este grupo es que son amplios, bien aprovechados y situados estrategicamente por toda la ciudad, P. de Gracia, Ramblas, Rambla de Catalunya, Casp, Aragó, Av. Josep Tarradellas, o aledaños de la Av. Diagonal (2, una Botiga y un Mussol, da gusto poder elegir). Deben de pagar de inmuebles lo que no está escrito. Gastronómicamente son correctos, pero no tienen amor por el producto ni por la presentación. Esto no quiere decir que sea malo, o que cualquier cosa vale, quiere decir que no tiene personalidad y que falta "alma". Otra cosa curiosa que me ha parecido hoy, en comparación con anteriores comidas o cenas, es que no estaba tan lleno. Sin estar vacío, me parece raro conseguir mesa. Va a ser verdad lo de la crisis. Citrus ha sido marco para múltiples celebraciones, incluso familiares, y es que a mi hermana le gusta y es asequible, además si estás enseñando la ciudad a un extranjero y quieres llevarle a un restaurante "con vistas" este primer piso del Paseo de Gracia permite observar el bullicio de la aorta barcelonesa para después seguir haciendo turismo. Como al restaurante le falta el encanto de lo artesano, debes procurar venir con el encanto puesto de casa, y no esperar más que alimentarte con comida de mercado cocinada con más o menos gracia y servida, por lo general, con diligencia pero como dirían en el sur, "sin duende". Gustavo me ha comentado que se casa su hermana, pero que esta información es secreta. Procuraré no decírselo. Antes tenía la costumbre, cuando comía con alguien, indicarle que tengo la costumbre de publicar este blog sobre restaurantes y las personas que me llevan a ellos, ahora he cambiado de táctica. Solo me dejo llevar. Gustavo denuncia un cierto cansancio moral en su trabajo y conversa conmigo a propósito de como está el patio pues su empresa, que fue mía, cada día se parece más a un campo de minas. Hemos comido de picoteo, alcachofas laminadas, para mi plato imprescindible en temporada... nada crujientes, más tirando a buñuelos que a chips, croquetas de bacalao, jamón, y un par de tapas más, sin postre, sin botella de vino, con café, unos 60 euros. Uhm, quizá no sea tan barato, solo lo aparenta. En resumen, restaurante ideal si eres guiri, pero si eres local, aprobado justillo, en cualquier caso, no aporta nada, solo calorías. Citrus, Passeig Gràcia, 44, con Consell de Cent, 93 487 23 45. http://www.angrup.com
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Citrus
Esa máquina de hacer dinero, que debe ser Angrup. Son ya varias las menciones en el myownprivatebarcellone, "La Botiga", "Attic", "Mussol". Hoy, gracias a la invitación de Gustavo le toca el turno a "Citrus". Uno de los trazos en común que tienen los restaurantes de este grupo es que son amplios, bien aprovechados y situados estrategicamente por toda la ciudad, P. de Gracia, Ramblas, Rambla de Catalunya, Casp, Aragó, Av. Josep Tarradellas, o aledaños de la Av. Diagonal (2, una Botiga y un Mussol, da gusto poder elegir). Deben de pagar de inmuebles lo que no está escrito. Gastronómicamente son correctos, pero no tienen amor por el producto ni por la presentación. Esto no quiere decir que sea malo, o que cualquier cosa vale, quiere decir que no tiene personalidad y que falta "alma". Otra cosa curiosa que me ha parecido hoy, en comparación con anteriores comidas o cenas, es que no estaba tan lleno. Sin estar vacío, me parece raro conseguir mesa. Va a ser verdad lo de la crisis. Citrus ha sido marco para múltiples celebraciones, incluso familiares, y es que a mi hermana le gusta y es asequible, además si estás enseñando la ciudad a un extranjero y quieres llevarle a un restaurante "con vistas" este primer piso del Paseo de Gracia permite observar el bullicio de la aorta barcelonesa para después seguir haciendo turismo. Como al restaurante le falta el encanto de lo artesano, debes procurar venir con el encanto puesto de casa, y no esperar más que alimentarte con comida de mercado cocinada con más o menos gracia y servida, por lo general, con diligencia pero como dirían en el sur, "sin duende". Gustavo me ha comentado que se casa su hermana, pero que esta información es secreta. Procuraré no decírselo. Antes tenía la costumbre, cuando comía con alguien, indicarle que tengo la costumbre de publicar este blog sobre restaurantes y las personas que me llevan a ellos, ahora he cambiado de táctica. Solo me dejo llevar. Gustavo denuncia un cierto cansancio moral en su trabajo y conversa conmigo a propósito de como está el patio pues su empresa, que fue mía, cada día se parece más a un campo de minas. Hemos comido de picoteo, alcachofas laminadas, para mi plato imprescindible en temporada... nada crujientes, más tirando a buñuelos que a chips, croquetas de bacalao, jamón, y un par de tapas más, sin postre, sin botella de vino, con café, unos 60 euros. Uhm, quizá no sea tan barato, solo lo aparenta. En resumen, restaurante ideal si eres guiri, pero si eres local, aprobado justillo, en cualquier caso, no aporta nada, solo calorías. Citrus, Passeig Gràcia, 44, con Consell de Cent, 93 487 23 45. http://www.angrup.com
lunes, 21 de diciembre de 2009
El Rebost de Maria
Lo primero que me sorprende es el nombre, "El rebost de Maria", cuando lo normal sería que se llamase "El rebost de la Maria". En catalán el nombre siempre se antepone de artículo, cuando es propio. Pero María lo que domina es la gramática de los ambientes. Ha recreado una atmósfera cálida, acogedora. Un cierto aire de la campiña inglesa, con lozas decoradas a mano con motivos florales y cuadros del ensanche barcelonés. La propia ubicación del restaurante, en el semisotáno de una finca de estilo modernista muy pronunciado, con una escalera de madera, y vidrieras en el acceso principal ya es una introducción a un mundo de sensaciones, no solo en el paladar sino en la experiencia sensorial que debe acompañar a una buena comida, y que en todos los restaurantes te cobran pero pocos te la ofrecen de una forma tan nítida como en "el rebost". Copa de cava a la entrada, lo que resulta más entrañable es María, cuando hacia el final de la comida pasa por la mesa preguntarte cómo estás y si todo ha sido de tu agrado. Una mujer que le gusta su oficio y que más que dar de comer parece consciente que no solo una buena cocina distingue al restaurante. La primera vez que fui al Rebost, hará unos cinco o tal vez seis años, fue con Carles y Neus, buena gente. Yo les devolví el favor llevándoles donde Lucio. La penúltima, con David P. que llevaba poco tiempo trabajando cerca y había tomado "el Rebost" como su restaurante de cabecera. No hay última, por que es un lugar dónde siempre se quiere volver, pero la anterior tomamos alcachofas laminadas, que podrían estar más crujientes y menos grasientas, unos huevos estrellados, con unas patatas mejorables, y un bacalao con muselina de ajos tiernos impresionante, en su punto de sal, en su punto de cocción, delicioso. "El rebost de Maria", www.rebostdemaria.com, Gran Vía de les Corts Catalanes, 439, 934232199. De precio, carillo, sobre los 50€.
Starbucks coffe
sábado, 19 de diciembre de 2009
Ciudad Condal
jueves, 17 de diciembre de 2009
Restaurant "la Boella"
Me críe mirando la televisión, como tantos niños de mi generación. Pero no veíamos anime japonés. Nosotros teníamos “la casita del reloj de cuco” y a una señora llamada Gloria Fuertes, que no sabía decir “buenos días” sin añadir “tío Matías”. Para acabar de adobar la situación, también veía en aquella tele en blanco y negro “estudio 1”, dónde un elenco de actores encabezado por el memorable José Bódalo ponían voz y cuerpo a clásicos del siglo de oro, y obras de Wilde, Ibsen y tantos otros. Viendo a los clásicos y con el antecedente de Gloria Fuertes hubo un momento en mi vida que pensaba que la gente normal hablaba con métrica endecasílaba. En mi casa éramos vulgares pues hablábamos en prosa. Supongo que así, poco a poco, mi castellano se fue tornando barroco. Hago esta reflexión al hilo de un comentario del bueno de Miqui, estábamos comiendo en La Boella, lugar precioso, con su punto de rural, su punto de lujo, su punto de sofisticación. El objetivo de la comida era comprar productos agrícolas manufacturados en la finca homónima, especialmente el aceite del chorro, sin filtrar, que solo se comercializa en esta época del año y como la tienda estaba cerrada, nos quedamos a comer. Pues bien, estábamos comiendo y por la ventana vi un cenador frente a una fuente que me transmitió paz, con una mesa para 8 personas en el centro decorada con candelabros. El diálogo fue, más o menos, así : “Mira ese cenador, en una noche de verano allí se debe estar de lujo”. La respuesta de Miqui fue curiosa… “Tú no hablas bien inglés, ni ningún otro idioma” “¿Eing? ¿Por qué piensas eso?” “Porque si ves eso y lo asocias a la palabra cenador, ¿Cómo diablos se debe decir cenador en inglés?” Ciertamente, sería más adecuado llamarlo galería, incluso marquesina, o glorieta, tal vez pérgola, aunque yo la pérgola la veo de madera pintada de blanco y con buganvillas trepando… y este cenador era de planta hexagonal, en piedra de San Vicente tallada y con triple tejado de teja árabe con vigas vistas de madera y canalones de fundición, anexado a un porche y abierto en tres de sus lados a una rosaleda, ahora decorada con macetones con flores de invierno. El comentario es gracioso, ya que efectivamente, no sé si tengo un castellano florido, pero hablo inglés con un dialecto entre el de Tarzán y el de la mona Chita, y efectivamente, me cuesta mucho resumir, simplificar, esquematizar. Sigo hablando con métrica endecasílaba y traduciendo al castellano, cuando puedo. Soy consciente que no hablo bien, pero es lo que hay, la culpa la tienen los programadores de la tele. La Boella, el aceite de garrafa a 23 euros los 5 litros, teniendo en cuenta que es el mejor y más premiado aceite del Estado, no está mal de precio, además son pioneros en el cultivo intensivo de aceitunas, empaltando los olivos de manera que las olivas se cosechan de forma mecanizada pero mimada como las uvas. La almazara se encuentra dentro de la finca, por lo que del árbol a ser aceite solo pasan unos momentos. Interesante la variedad arbosana (la aceituna de L’arboç) y la Koroneiki, oriunda de Grecia, un poco picante. El aceite normal es de monovarietal arbequina. El vino de la finca, “vi de guarda” se deja beber. Dentro de la sofisticación del ambiente y el trato exquisito al cliente, la recepción en los salones de la casa, con toda la cortesía ya me hacía sospechar que la espera a que abriese la tienda resultaría cara, pero cuando nos hicieron las descubiertas de los platos ya no tuve ninguna duda, es el tipo de restaurante bonito de ver, y dónde se come ideal si no te preocupa la factura, pero si va a comer una familia de 9 miembros como la mía tendría que pedir una segunda hipoteca para hacer frente a la factura. Al menos pagas calidad y te dan acceso por unas horas a un lujo inadecuado, quizá, para mi camisa “Quechua”. HOTEL MAS LA BOELLA Autovia Tarragona-Reus (T-11), Km. 12 - 43110 La Canonja (Tarragona) Tel. 977 77 15 15 www.laboella.com PS. Por unos días, mi Barcelona privada ha ensanchado su geografía hasta Cambrils.
domingo, 13 de diciembre de 2009
Xarcuteria Tutusaus
sábado, 12 de diciembre de 2009
Casa Alfonso
Acabamos de salir del Workcenter, una impresión digital cara pero ha pasado los controles de calidad del experto. Ya tengo felicitaciones de Navidad y me he sumergido en escribir sobres y tarjetones. Entre imprimir y escribir había que hacer un alto para cenar, y ahí, al lado del Workcenter de Urquinaona, esquina con Llúria está la Casa Alfonso. Casa Alfonso, traspasar su puerta es sumergirse en un ambiente intemporal, los relojes se detienen y la atmósfera se contiene. Debe hacer unos 4 años que no iba a Casa Alfonso, antes solía desayunarme un par de veces al mes, unos bocadillo en tamaño justo, un pan excelente y unos rellenos con productos de calidad. Nada ha cambiado, afortunadamente. A la entrada hay una barra, un mostrador de charcutería y algunas mesas, en la sala de la rebotica, antes de la cocina, debe haber unas 10 mesas, tal vez 12, dispuestas de una forma curiosa, en dos filas pero como si la separación entre las dos hileras fuese una rambla indoor. En las paredes se amontonan pinturas en venta, todas son de corte muy académico, algunas marinas, desnudos... no me fijé en los precios, sí me fijé en que siendo martes, por la noche, y con la crisis que afecta al consumo, el camarero nos barró el paso... Todo reservado. Pero si solo nos comemos un bocata y algunas raciones, con la promesa de levantarnos antes de las 21 horas nos sirven. También estuve atento a las mesas de al lado. A mi derecha una familia burguesa que saluda educadamente y me pide permiso para poner sus abrigos junto al mío, en la silla. Papá, mamá, la niña de unos 25 años, y el novio de la niña, raciones y un bocadillo, de chistorra con queso, como el bocata de Miqui. Yo bocata de escabeche de atún, y raciones de bravas y mojama, para beber cocacolas, pero lo que era paranormal era la mesa de la izquierda. Dos venerables ancianas, de más de ochenta años. Repeinadas, con moño, pendientes y otros ornamentos en perlas y ropa elegante. Toman café y tienen unos vasitos pequeños, de unos 100cc, alargados, con tres colores. Toman el contenido con cucharilla. ¿Qué demonios deben estar tomando? Afortunadamente para mis oídos, ellas tampoco lo saben y el camarero les aclara: Whisqui quemado con azúcar moreno, enfriado, otra capa de café recién hecho y un sombrero de nata. Yo así, no me importaría llegar a los 80 y muchos. La última pregunta que me acude a la cabeza, mientras espero en la parada de autobús de Urquinaona, es qué público puede acudir al Pans and Company de Urquinaona, cuando a tan pocos metros está Casa Alfonso, que tal vez cuesta algo más dinero, pero es mucho más barato (Relación Calidad Precio). Me he encontrado con Marta, y hemos quedado a comer con su marido en breve, ¿Dónde? Sí, en Casa Alfonso, Roger de Llúria, 6, www.casaalfonso.com, 933019783.
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