domingo, 26 de abril de 2009

El mirador de La Venta

Ya puestos, podría haber dedicado el post al célebre La Venta, pero desde hace unos años que descubrí el Mirador, cenar en La Venta se me antoja una catacumba. Y no porque se cene mal, sino por que sabes que arriba se está mejor. La verdad es que la zona de la plaza del Dr. Andreu en la que viví tantos momentos agradables en mi primera juventud, ahora está un poco olvidada, ya no subo tanto. Habíamos cenado en La Venta un grupo de amigos, yo bajaba del brazo de Gloria, mujer hermosa, bien podría haberse dedicado a modelo. Facciones marcadas de aire oriental, melena rubia de leona y con más costas que un archipiélago ¿Dónde nos tomamos la copa? En el antiguo Partycular, que viejos somos, se llamó la bolsa y ahora se llama Danzatoria, creo. La última vez que entré casi me da un vahído al bajar unas escaleras y aparecer en una sala llena de humo, a oscuras y con los flashes estroboscópicos a toda mecha. De parada pasamos por el coche de uno del grupo. Lleva cava fresco y brownies de chocolate. Así que nos entregamos a nuestro botellón improvisado. Yo observo, la gente que hace cola en el Danzatoria debe tener la mitad de años que yo. Deben pesar la mitad, y llevan la mitad de ropa. Ellas, tirachinas, ellos luciendo la marca de sus calzoncillos. No me veo en esa cola. Una retirada a tiempo es un victoria. Mirablau, mucho mejor... Especialmente una vez que conseguimos atravesar la pista que temblaba por el terremoto de sus bafles y encontramos refugio en la terracita. Por fin, cómodos y con un destornillador en la mano, wodka con naranjada. Lo mejor del Mirador de la Venta son sus vistas, que también podemos encontrar en la terraza del Mirablau, o en el Marbeyé, pero aquí se cena de fábula. En julio, cuando la ciudad se cuece al vapor, subir a cenar hasta aquí supone tener unos grados menos de temperatura, estar agradable sin necesidad de aires acondicionados, con Barcelona tendida a los pies. Inconvenientes, varios, empezaremos por el precio, no menos de 70 euros. Seguiremos por aparcar el coche. Yo no me conduzco, pero los camareros van preguntando. Un Audi 4 de color negro, ¿Es suyo? y eso quiere decir que la guardia urbana está al acecho. Lo mejor es poder tomar la copa enfrente, sin mover coche. Cómo todo, tiene puntos a favor y puntos en contra. Lo peor, que tengas mesa en un mirador, pagues por mirador, y te sienten de espaldas o con mal ángulo a la vista... Te dan de cenar bien, cocina mediterránea, pero con este precio tampoco es muy meritorio. Llamaría más la atención lo contrario. El Mirador de la Venta está en la Plaza del Doctor Andreu, justo encima de La Venta, con la que comparte entrada. Teléfono 932126455.

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