viernes, 8 de mayo de 2009

Murria

Y yo que en mi ilusión pensaba que no se podía ser más desagradable que el helado de fabada, hasta que me enteré que una heladería asturiana produce semejante delicatessen y lo que es más interesante, la venden. Y claro, si te dan a elegir, fresa, chocolate, limón, turrón o fabada, ¿De qué quieres tu helado? Obviamente de fabada. ¿Pero se puede ser más desagradable y estirado que un dependiente del Colmado Múrria, de Barcelona? Años comprando, y ni una sonrisa. Ni un detalle, ni una palabra amable. Eso sí, han sido capaces de transmitirme algún sentimiento: El de la inmensa pobreza y limitación de mi cuenta corriente. Pero venden. Es extraño, pero venden. El dueño no es tan desagradable, solo te deja de atender a la mitad. A lo mejor venden por que tienen productos delicados algunos, exclusivos los otros, siempre a un precio prohibitivo, y notablemente más caro que en otras tiendas de la ciudad, incluido el Club del Gourmet del Corte Inglés. A lo mejor venden por que el escaparate es muy bonito, y está muy bien puesto. Quizá por las docenas de referencias en quesos. No lo sé. A mi me gusta comprar el chocolate blanco, de la Nyroca, no sé si aún lo venderán. También galletas y chocolates más o menos exclusivos, hasta que descubrí 14 tiendas más en Barcelona que vendían productos de la misma calidad o superior, y mejor de precio. Fui la primera vez a comprarles por que coincidió algún que otro comentario festivo. El más curioso, de David R. que cada Noche Vieja va con su novia/esposa a comprar la cena que compartirán con los amigos. Se gasta una pasta, pero es una tradición y es bueno tener tradiciones, como la de fumar un robusto robaina los domingos, después de comer, así es David R. un hombre tradicional. Poco después la Señora Nata me explicaba una maniobra oscura de ese dependiente. Una mujer mayor iba pidiendo producto para la cena de Navidad. Por ejemplo, pedía trufa para rallar sobre los canelones, y ya se sabe como son las abuelas. Sobre todo, joven, que sea buena. Claro señora, tartufo bianco. Bocato di cardinale. 400 euros la trufita. La señora iba con su hija, que más o menos dejaba hacer a la madre y cuando repasó la cuenta, antes de pagar, en un golpe de discreción retiró media compra, porque con todo iba igual. A ver, no te pegan y tienen un gran surtido, "Flores Navarro" está al lado y solía ser una visita doble, primero Múrria y después "Flores Navarro". Dejemos Murria para los turistas y para que asalten a las pobres ancianas y a los pijos que lo merezcan. Hay tanta Barcelona por descubrir que no merece la pena pagarla tan cara. Se busca exclusividad a precio de serie. El local es modernista. Ahora hablando en serio, a la gente se la debe dar siempre una oportunidad, el jamón en dulce es delicioso, el salmón ahumado salvaje también. Merece la pena ir a comprar unas flores dónde Navarro, y luego echar un vistazo, a ver si los de Murria siguen igual de dispuestos para el comercio, o han resuelto sus áreas de mejora. Múrria está en Roger de Llúria, 85, esquina con calle Valencia. http://www.murria.cat

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