
Esta anécdota me la refiere Martín cuando hoy nos hemos sentado a comer, casi 10 años después. Se ha sumado a la comida antes de vacaciones con Sergi y Elena.
No entiendo porque los taxistas de Barcelona les encanta ir a los sitios en zigzag, pero es peor preguntarles. Por fin nos detenemos en Aribau Laforja, tan en su tiempo que esperando en el semáforo están Elena, Sergi y Martín que se disponen a cruzar Aribau. El sitio lo ha elegido Elena, y menudo descubrimiento. Si algún día yo tengo un establecimiento de restauración será muy parecido a La Despensa de Laforja.
Si digo que de aperitivo nos han dado fiambre de pechuga de pavo, ensalada de primero, butifarra de segundo y de postre una naranja, precio del menú 14 euros, puede parecer bastante caro. Si digo que todo estaba servido con un mimo propio del que ama su oficio de restaurador, que el fiambre de pechuga de pavo estaba cortado finísimo, servido en pañuelos, rociado por una suave capa de tandori, y acompañado de aceite de oliva arbequina y cristales de sal maldón y un cestillo con pan de semillas, pan rústico y pan francés, la cosa cambia. Si digo que la ensalada tenía un mezclum muy agradable con predominio de la hoja de roble, y acompañada por rodajas de kiwi, piña natural y fresones, con una vinagreta de miel, la cosa cambia. Si digo que la butifarras estaba la carne en forma de hamburguesa, sobre un lecho de verduras (judías verdes, espárragos y zanahorias) cortadas en juliana, tipo espaguetis, y una salsa con base de soja, y unos pimientos de Tolosa, la cosa cambia. Si digo que la naranja estaba pelada y cortada, con un hilo de miel y salpicada de nueces, la cosa cambia. En ningún momento, en la mesa nos ha faltado ni pan, ni agua, ni cerveza, ni nada, siempre una mano invisible cambiaba las copas y ponía lo que necesitábamos. El precio del menú así servido 14 euros, simplemente genial. Mis amigos han preferido el timbal de morcilla de Burgos con huevo ecológico y se deshacían en elogios, yo más temeroso del colesterol, me he tirado a la lechuga. No sabía con que foto acompañar este post, si con las estanterías abarrotadas de especies y aceites, salsas y conservas, vinos y chocolates, o con el aparador con los platos precocinados, con las fotos de los platos montados; me he decantado por uno de los cuadros a la venta en el mismo local, pues no solo de comida se alimenta el hombre.
El inconveniente, me comenta Elena, es que el horario de funcionamiento es el de la tienda, y solo tiene cuatro mesas, al mediodía, sin reserva ni lo intentes. Por la noche, solo grupos y pactado previamente con el dueño. La sobremesa se puede alargar lo que sea necesario. El cocinero ha salido a comer, y nos ha sorprendido, iba perfectamente uniformado pero si tenía 18 años, aparentaba menos. Probablemente el hijo del dueño, por especular.
El inicio de la comida ha venido marcado por los acontecimientos políticos que están despertando a la sociedad civil catalana de todos los colores. Conocedores que nuestras visiones políticas de la sociedad no son coincidentes, hemos basado nuestra conversación en aquello que nos une y nos hace sonreír, que diferencia con lo que ocurre en otros círculos donde la política comienza a abrir grietas que tardarán tiempo en taparse.
Menudo descubrimiento La Despensa de Laforja, he acabado comprando materia prima, para una cena que doy el viernes, momento que mis amigos han aprovechado para pagar la factura del restaurante, así que la próxima vez, me toca a mi. La Despensa de Laforja, Laforja, 80, entre Aribau y Muntaner. Teléfono 93 209 9199, por favor, no corráis la voz, son solo 4 mesas. http://www.ladespensadelaforja.com