martes, 27 de julio de 2010

Kin Sushi bar

Recibí un email, es Álex. Nos hemos cruzado en la puerta del Corte Inglés, cruzando la Ronda Sant Pere. Hace años que no nos vemos, de hecho llevaba a su hija de la mano y la última que desayunamos juntos, su esposa estaba aún embarazada. Debido al tráfico no pasó de un saludo y una sonrisa. El mail me propone que nos veamos un día, y si quiero quedamos para comer ¡Por supuesto! Yo como todos los días, a Dios gracias. El siguiente correo me cita un día de entre semana en un restaurante en los alrededores de mi oficina, un japonés. No recuerda el nombre, en la calle Provença, 97.

El día señalado y a la hora convenida me dirijo a Provença, 97. Entro en un restaurante llamado Mon, con una decoración bastante minimalista. Me trae la carta una camarera, su cara me suena, le digo que no voy a pedir, que espero un amigo. Me ofrece un aperitivo, -Sí, claro, una coca-cola. Me trae el refresco y un bol con aceitunas. Hay debería haber sospechado algo...

Pasa el tiempo, media hora o tal vez más, y mi amigo no se presenta, le llamó, pero el número que conservo en la agenda era el móvil de su anterior trabajo. Intento localizar amigos comunes, pero deben estar comiendo, no me contestan. Pasan ya tres cuartos de hora, y me asomo a la calle y ¡Bingo! en el mismo número hay otro restaurante, este japonés de todas, todas. Kin sushi bar. Dentro está Álex, que ya ha empezado a tomar su menú, solo, extrañado de mi ausencia. Vuelvo al Mon y la camarera, me suena su cara, me sonríe y me invita a la cola. Le prometo que volveré.

Esta semana volví a quedar a comer con Álex, y repetí bar. El menú vale 9,95 euros y es un menú poco dado a las sorpresas, es prácticamente idéntico al de la vez anterior. Un aperitivo que consiste en cuatro lascas de salmón marinado en mirin, con semillas de sésamo tostadas y de amapola y una salsa que podría ser una mostaza, makis, fideos fritos, y pollo empanado con una salsa tipo teriyaki, o digamos barbacoa que se entiende más. A mi este menú me da acidez.

No sé como será comer a la carta, los platos, desde luego, aparentan apetitosos y están servidos según los usos japoneses. Lo que no me gusta de este restaurante es que está lleno de compañeros de mi oficina, y llámame asocial, pero no me gusta coincidir en los mismos sitios con la misma gente.

Hablando de coincidir, al ir a pagar hay una persona en la caja, Álex me pregunta si le conozco, y la verdad es que sí. Me lo presentó Cristina hace unos años, en una escuela de verano para cargos electos del Partit Popular de Catalunya, ese día Daniel estaba muy contento, le habían confirmado que entraba en puestos elegibles en la lista por Barcelona al Parlament de Catalunya. Ahora Daniel Sirera, aunque estoy desconectado de la política, me parece más un juguete roto. Está comprando un catering para llevar, Fuera le espera un coche con chófer. Nosotros vamos a la terraza de al lado del Kin Sushi Bar a tomar un café, por que este restaurante, lleno de personas a tomar su menú de mediodía (menú sin opciones, tipo "esto es lo que hay") tiene una acústica horrible, y cuando no te oyes, chillas más y aquello parece una patio de subastas. Kin Sushi Bar, Provença, 97, 93 363 0791

No hay comentarios: