miércoles, 23 de diciembre de 2009

Citrus

Esa máquina de hacer dinero, que debe ser Angrup. Son ya varias las menciones en el myownprivatebarcellone, "La Botiga", "Attic", "Mussol". Hoy, gracias a la invitación de Gustavo le toca el turno a "Citrus". Uno de los trazos en común que tienen los restaurantes de este grupo es que son amplios, bien aprovechados y situados estrategicamente por toda la ciudad, P. de Gracia, Ramblas, Rambla de Catalunya, Casp, Aragó, Av. Josep Tarradellas, o aledaños de la Av. Diagonal (2, una Botiga y un Mussol, da gusto poder elegir). Deben de pagar de inmuebles lo que no está escrito. Gastronómicamente son correctos, pero no tienen amor por el producto ni por la presentación. Esto no quiere decir que sea malo, o que cualquier cosa vale, quiere decir que no tiene personalidad y que falta "alma". Otra cosa curiosa que me ha parecido hoy, en comparación con anteriores comidas o cenas, es que no estaba tan lleno. Sin estar vacío, me parece raro conseguir mesa. Va a ser verdad lo de la crisis. Citrus ha sido marco para múltiples celebraciones, incluso familiares, y es que a mi hermana le gusta y es asequible, además si estás enseñando la ciudad a un extranjero y quieres llevarle a un restaurante "con vistas" este primer piso del Paseo de Gracia permite observar el bullicio de la aorta barcelonesa para después seguir haciendo turismo. Como al restaurante le falta el encanto de lo artesano, debes procurar venir con el encanto puesto de casa, y no esperar más que alimentarte con comida de mercado cocinada con más o menos gracia y servida, por lo general, con diligencia pero como dirían en el sur, "sin duende". Gustavo me ha comentado que se casa su hermana, pero que esta información es secreta. Procuraré no decírselo. Antes tenía la costumbre, cuando comía con alguien, indicarle que tengo la costumbre de publicar este blog sobre restaurantes y las personas que me llevan a ellos, ahora he cambiado de táctica. Solo me dejo llevar. Gustavo denuncia un cierto cansancio moral en su trabajo y conversa conmigo a propósito de como está el patio pues su empresa, que fue mía, cada día se parece más a un campo de minas. Hemos comido de picoteo, alcachofas laminadas, para mi plato imprescindible en temporada... nada crujientes, más tirando a buñuelos que a chips, croquetas de bacalao, jamón, y un par de tapas más, sin postre, sin botella de vino, con café, unos 60 euros. Uhm, quizá no sea tan barato, solo lo aparenta. En resumen, restaurante ideal si eres guiri, pero si eres local, aprobado justillo, en cualquier caso, no aporta nada, solo calorías. Citrus, Passeig Gràcia, 44, con Consell de Cent, 93 487 23 45. http://www.angrup.com

lunes, 21 de diciembre de 2009

El Rebost de Maria

Lo primero que me sorprende es el nombre, "El rebost de Maria", cuando lo normal sería que se llamase "El rebost de la Maria". En catalán el nombre siempre se antepone de artículo, cuando es propio. Pero María lo que domina es la gramática de los ambientes. Ha recreado una atmósfera cálida, acogedora. Un cierto aire de la campiña inglesa, con lozas decoradas a mano con motivos florales y cuadros del ensanche barcelonés. La propia ubicación del restaurante, en el semisotáno de una finca de estilo modernista muy pronunciado, con una escalera de madera, y vidrieras en el acceso principal ya es una introducción a un mundo de sensaciones, no solo en el paladar sino en la experiencia sensorial que debe acompañar a una buena comida, y que en todos los restaurantes te cobran pero pocos te la ofrecen de una forma tan nítida como en "el rebost". Copa de cava a la entrada, lo que resulta más entrañable es María, cuando hacia el final de la comida pasa por la mesa preguntarte cómo estás y si todo ha sido de tu agrado. Una mujer que le gusta su oficio y que más que dar de comer parece consciente que no solo una buena cocina distingue al restaurante. La primera vez que fui al Rebost, hará unos cinco o tal vez seis años, fue con Carles y Neus, buena gente. Yo les devolví el favor llevándoles donde Lucio. La penúltima, con David P. que llevaba poco tiempo trabajando cerca y había tomado "el Rebost" como su restaurante de cabecera. No hay última, por que es un lugar dónde siempre se quiere volver, pero la anterior tomamos alcachofas laminadas, que podrían estar más crujientes y menos grasientas, unos huevos estrellados, con unas patatas mejorables, y un bacalao con muselina de ajos tiernos impresionante, en su punto de sal, en su punto de cocción, delicioso. "El rebost de Maria", www.rebostdemaria.com, Gran Vía de les Corts Catalanes, 439, 934232199. De precio, carillo, sobre los 50€.

Starbucks coffe

Miqui dice "No se te ocurra hacer un post del Starcbucks" y yo me pregunto por qué no lo iba a hacer. Del Rebost de María ya haré otro, pero me ha hecho gracia volver al Starbucks, en el que he entrado docenas de veces cuando visitaba a diario las conselleries de la Via Laietana, especialmente Administracions Públiques, cerca de Jaume I. Saliendo del Rebost hemos dado un paseo por la fería de Santo Tomás, en la Gran Vía, "Fira de Reus" advierten los carteles. Bueno, este chiste tiene gracia en Tarragona. En La Canonja se pueden desternillar, en pleno proceso de segregación de Tarragona. Por eso en la Rambla Nova solo celebran Fira de Nadal, no vaya a ser que algún gracioso acabe poniendo Reus de verdad por Reis, en los carteles... Para los de Barcelona, digamos que los de Reus y los de Tarragona no se llevan del todo bien entre ellos, están ligeramente picados, y por eso cuando uno de Reus está con uno de Tarragona no pierde comba. Después hemos bajado por la Via de Laietana hasta el Rococó, al lado del mercado de Santa Catalina. Pero estaba cerrado, así que hemos ido a Starbucks, un local cutre en comparación a lo que se supone que tenían que ser las franquicias, con sofás, wifi, revistas... esta franquicia, al menos, no tiene el glamour de otros locales como el de Pozuelo o el de Diagonal, o el de Glasgow que tienen solo sofás o mobiliario de teka en la terraza. ¿El nombre para el pedido? -Evaristo. La ventaja de que las camareras sean sudamericanas facilita que les parezca un nombre corriente, además éstas eran simpáticas y agradables, que todo se tiene que decir. El pedido eran dos chocolates, uno con caramelo. ¿Evaristo? -Sí, ¿Cuál de los dos chocolates lleva el whisky? -No señor, whisky no llevan, exclama con sorpresa la camarera, un poco sorprendida. -Bueno, pues venga, ¿En cuál has puesto caramelo? Y otro derroche de simpatía de la camarera, acostumbrada a que la monten pollos, por lo que se vé. Seguimos la visita por el mercado de Santa Llúcia -en la foto, un puesto de la Fira- para bajar hasta el puerto y rumbo al Jabalí de Ronda, para recoger los encargos navideños. Por la noche, cena en el Lagar, reunión navideña con amigos como colofón de un día navideño. El chocolate del Starbucks, tipo batido, horrible, y me sentó mal, el café no es mejor. www.starbucks.es

sábado, 19 de diciembre de 2009

Ciudad Condal

Mil veces he pasado por la puerta del Ciudad Condal, pero nunca me había detenido a comer un bocadillo, sin embargo, del verano hasta estas fechas comienzo a frecuentar este local que gastronómicamente aporta muy poco, ya que es un hermano gemelo, perfectamente copiado de "la Flauta" o "Vinitus", cartas idénticas, idéntico servicio, producto de temporada, con calidad, a unos precios moderados. Maikel dice, "esto es mi Burguer King", y entiendo lo que quiere decir, fast food, pero con la calidad que requiere su paladar. Sería injusto decir que Maikel está como siempre, por que está mucho más feliz, la llegada de su segundo hijo, la parejita, le tiene emocionado. Olga compartia mesa con nosotros y también está contenta, lo ha pasado tan mal en el trabajo que cualquier futuro se vislumbra dulce, aún si el futuro laboral es conmigo. Hasta la puerta del Ciudad Condal me llevan Marta y David, favor me hicieron por que iba tarde, como de costumbre. Un par de veces más he estado con Luqui y su dueño, en la foto Luqui, después de pasar por el "triangle" para comprar algún ejemplar de la saga XX Century Boys, el cómic manga de moda. A mi siempre me dieron respeto los perros, incluso el de mi hermano, una mezcla de mastín del pirineo y dogo, enorme pero totalmente manso y que cuando llego a su casa me sigue por todo el jardín como si fuera mi sombra, de Dark (el perro de mi hermano) solo me molesta esa manía de meter su cabeza entre mis piernas cuando estoy subiendo o bajando las escaleras del jardín. Luqui, el segundo perro con el que he tenido trato es la bomba y he descubierto porqué los amos tienen tanto cariño a sus mascotas, a pesar de los inconvenientes. Obedece fielmente hasta la última instrucción que le doy y salta de alegría cada vez que me encuentra en la calle. Estoy seguro que muchos amigos harían algún comentario curioso al ver como hablamos en castellano en familia, pero en cambio, con el perro le damos instrucciones en catalán, la explicación de los dueños carece de toda malicia, "somos bilingües", mira, como yo, pero el perro lo ha entrenado el padre que habla más catalán que castellano (él dice que habla valenciano, pero como dice la Sra. Nata, son paregudets) Así llego, retrocediendo en el tiempo hasta el verano, cuando quedé con Susanna a tomar un pincho en el Ciudad Condal. Es la última vez que hemos quedado a tomar algo y eso que me pidió que organizase una comida el mes pasado, pero Susanna és que vaig de bòlid, pero como te comenté publico este post con tu foto, es que estás guapísima, pero demasiado delgada. Ciudad Condal está en la esquina de Rambla de Catalunya, 18, con Gran Vía. 933181997.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Restaurant "la Boella"

Me críe mirando la televisión, como tantos niños de mi generación. Pero no veíamos anime japonés. Nosotros teníamos “la casita del reloj de cuco” y a una señora llamada Gloria Fuertes, que no sabía decir “buenos días” sin añadir “tío Matías”. Para acabar de adobar la situación, también veía en aquella tele en blanco y negro “estudio 1”, dónde un elenco de actores encabezado por el memorable José Bódalo ponían voz y cuerpo a clásicos del siglo de oro, y obras de Wilde, Ibsen y tantos otros. Viendo a los clásicos y con el antecedente de Gloria Fuertes hubo un momento en mi vida que pensaba que la gente normal hablaba con métrica endecasílaba. En mi casa éramos vulgares pues hablábamos en prosa. Supongo que así, poco a poco, mi castellano se fue tornando barroco. Hago esta reflexión al hilo de un comentario del bueno de Miqui, estábamos comiendo en La Boella, lugar precioso, con su punto de rural, su punto de lujo, su punto de sofisticación. El objetivo de la comida era comprar productos agrícolas manufacturados en la finca homónima, especialmente el aceite del chorro, sin filtrar, que solo se comercializa en esta época del año y como la tienda estaba cerrada, nos quedamos a comer. Pues bien, estábamos comiendo y por la ventana vi un cenador frente a una fuente que me transmitió paz, con una mesa para 8 personas en el centro decorada con candelabros. El diálogo fue, más o menos, así : “Mira ese cenador, en una noche de verano allí se debe estar de lujo”. La respuesta de Miqui fue curiosa… “Tú no hablas bien inglés, ni ningún otro idioma” “¿Eing? ¿Por qué piensas eso?” “Porque si ves eso y lo asocias a la palabra cenador, ¿Cómo diablos se debe decir cenador en inglés?” Ciertamente, sería más adecuado llamarlo galería, incluso marquesina, o glorieta, tal vez pérgola, aunque yo la pérgola la veo de madera pintada de blanco y con buganvillas trepando… y este cenador era de planta hexagonal, en piedra de San Vicente tallada y con triple tejado de teja árabe con vigas vistas de madera y canalones de fundición, anexado a un porche y abierto en tres de sus lados a una rosaleda, ahora decorada con macetones con flores de invierno. El comentario es gracioso, ya que efectivamente, no sé si tengo un castellano florido, pero hablo inglés con un dialecto entre el de Tarzán y el de la mona Chita, y efectivamente, me cuesta mucho resumir, simplificar, esquematizar. Sigo hablando con métrica endecasílaba y traduciendo al castellano, cuando puedo. Soy consciente que no hablo bien, pero es lo que hay, la culpa la tienen los programadores de la tele. La Boella, el aceite de garrafa a 23 euros los 5 litros, teniendo en cuenta que es el mejor y más premiado aceite del Estado, no está mal de precio, además son pioneros en el cultivo intensivo de aceitunas, empaltando los olivos de manera que las olivas se cosechan de forma mecanizada pero mimada como las uvas. La almazara se encuentra dentro de la finca, por lo que del árbol a ser aceite solo pasan unos momentos. Interesante la variedad arbosana (la aceituna de L’arboç) y la Koroneiki, oriunda de Grecia, un poco picante. El aceite normal es de monovarietal arbequina. El vino de la finca, “vi de guarda” se deja beber. Dentro de la sofisticación del ambiente y el trato exquisito al cliente, la recepción en los salones de la casa, con toda la cortesía ya me hacía sospechar que la espera a que abriese la tienda resultaría cara, pero cuando nos hicieron las descubiertas de los platos ya no tuve ninguna duda, es el tipo de restaurante bonito de ver, y dónde se come ideal si no te preocupa la factura, pero si va a comer una familia de 9 miembros como la mía tendría que pedir una segunda hipoteca para hacer frente a la factura. Al menos pagas calidad y te dan acceso por unas horas a un lujo inadecuado, quizá, para mi camisa “Quechua”. HOTEL MAS LA BOELLA Autovia Tarragona-Reus (T-11), Km. 12 - 43110 La Canonja (Tarragona) Tel. 977 77 15 15 www.laboella.com PS. Por unos días, mi Barcelona privada ha ensanchado su geografía hasta Cambrils.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Xarcuteria Tutusaus

Esteban dice: "Hola Toni, Encantado de "verte". Ya he chafardeado algún día tu Blog. Hasta pronto." Pues este correo, y otros más, me llevaron hasta Tutusaus. Si el Jabalí, en lugar de Sant Antoni, estuviese en el Turó Park, sería algo así... Una gran charcuteria, con amor por el oficio y una gran selección de materias primas, especialmente a la venta destacan los quesos, embutidos y foies. Aunque con menor variedad, los vinos y conservas prometen calidad. Supongo que le pasa como a tantos otros locales de la ciudad donde vendían embutidos seleccionados que con el tiempo incorporaron alguna mesa para hacer degustaciones y hoy uno no cruzaría Barcelona para comprar jamón Lazo, pero la cruz gustoso para comer con Esteban. Algunos años atrás fue un buen colega de trabajo, y eso siempre se recuerda... por lo que sin duda, lo mas agradable del Tutusaus fue el reencuentro, aunque los platillos del día o de la breve carta, como la escalibada templada con jamón Lazo no estaba nada mal, por ejemplo. Lo más divertido, el carácter de Esteban, expresivo y exagerado, no podría disimular nada, así que lo primero que advirtió a la camarera es que todo cuanto hiciese se iba a publicar en un famoso blog sobre restaurantes de Barcelona, la camarera sin cortarse un pelo afirma "Pues menos mal que no me ha visto descorchar el vino" Todo lo visto fue exquisito, agradable y simpático, empezando por la compañía, espero que la próxima comida no se demore 7 años. Francesc Pérez Cabrero, 5,Barcelona www.tutusaus.com Tel. 93 209 83 73.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Casa Alfonso

Acabamos de salir del Workcenter, una impresión digital cara pero ha pasado los controles de calidad del experto. Ya tengo felicitaciones de Navidad y me he sumergido en escribir sobres y tarjetones. Entre imprimir y escribir había que hacer un alto para cenar, y ahí, al lado del Workcenter de Urquinaona, esquina con Llúria está la Casa Alfonso. Casa Alfonso, traspasar su puerta es sumergirse en un ambiente intemporal, los relojes se detienen y la atmósfera se contiene. Debe hacer unos 4 años que no iba a Casa Alfonso, antes solía desayunarme un par de veces al mes, unos bocadillo en tamaño justo, un pan excelente y unos rellenos con productos de calidad. Nada ha cambiado, afortunadamente. A la entrada hay una barra, un mostrador de charcutería y algunas mesas, en la sala de la rebotica, antes de la cocina, debe haber unas 10 mesas, tal vez 12, dispuestas de una forma curiosa, en dos filas pero como si la separación entre las dos hileras fuese una rambla indoor. En las paredes se amontonan pinturas en venta, todas son de corte muy académico, algunas marinas, desnudos... no me fijé en los precios, sí me fijé en que siendo martes, por la noche, y con la crisis que afecta al consumo, el camarero nos barró el paso... Todo reservado. Pero si solo nos comemos un bocata y algunas raciones, con la promesa de levantarnos antes de las 21 horas nos sirven. También estuve atento a las mesas de al lado. A mi derecha una familia burguesa que saluda educadamente y me pide permiso para poner sus abrigos junto al mío, en la silla. Papá, mamá, la niña de unos 25 años, y el novio de la niña, raciones y un bocadillo, de chistorra con queso, como el bocata de Miqui. Yo bocata de escabeche de atún, y raciones de bravas y mojama, para beber cocacolas, pero lo que era paranormal era la mesa de la izquierda. Dos venerables ancianas, de más de ochenta años. Repeinadas, con moño, pendientes y otros ornamentos en perlas y ropa elegante. Toman café y tienen unos vasitos pequeños, de unos 100cc, alargados, con tres colores. Toman el contenido con cucharilla. ¿Qué demonios deben estar tomando? Afortunadamente para mis oídos, ellas tampoco lo saben y el camarero les aclara: Whisqui quemado con azúcar moreno, enfriado, otra capa de café recién hecho y un sombrero de nata. Yo así, no me importaría llegar a los 80 y muchos. La última pregunta que me acude a la cabeza, mientras espero en la parada de autobús de Urquinaona, es qué público puede acudir al Pans and Company de Urquinaona, cuando a tan pocos metros está Casa Alfonso, que tal vez cuesta algo más dinero, pero es mucho más barato (Relación Calidad Precio). Me he encontrado con Marta, y hemos quedado a comer con su marido en breve, ¿Dónde? Sí, en Casa Alfonso, Roger de Llúria, 6, www.casaalfonso.com, 933019783.