jueves, 11 de noviembre de 2010

Casa Palet

Hoy he vuelto por Gràcia, tenía que compartir mantel con Elena y Sergi, y claro, ahora me tocaba invitar a mi.

Javier me ha enviado un e-mail hace unos días, "Casa Palet, es un restaurante de los de tu tipo" o algo así, Yo respondo que cualquier restaurante es de mi tipo, si el dueño tiene oficio, no es un problema de elegancia, de precio. Es una cuestión de amor al producto y de servir platos hechos con cariño. aunque sea un bocadillo de salchichón, pero que esté hecho como yo lo hago para los demás.

Como estoy en la zona, les comentó de acercarme, llamo primero, no tienen mesa, y me ofrecen comer a mesa corrida. Excelente.

Restaurante pequeño, primero una tienda de embutidos y delicatessen, y en la entreplanta unas pocas mesas de mármol blanco, en contraste con el gres de alta presión, que casualmente es el que elegí para revestimiento en mi propia casa... ¿Qué otra señal de coincidencia en el gusto necesito? ¿Qué otra prueba me aguarda?

La carta es corta, los productos están ordenados en primeros, segundos y postres, y a su vez por precio. Los platos están entre los 8 euros de la ensaladilla ruza con chips de yuca, el plato más barato de la carta y el entrecote de 900 gramos que no recuerdo lo que costaba. El vino de la casa, un Ribera de Duero, de las bodegas de Emilio Moro, a mi me dan en mitad del gusto.

Comparto entrantes, la ensaladilla, unas croquetas de jamón, pero podría decir que de libro, o de museo... deliciosas, y una tortilla de bacalao tradicional.

De segundo, tomo una merluza con sal de ajo en lecho de verduras, y es que en un restaurante lleno hasta la bandera, se puede pedir pescado fresco, y es pescado fresco. Pero el segundo plato lo tomamos en otra mesa, se ha quedado una contigua libre y de inmediato nos ofrecen trasladarnos, si queremos,

De postre me equivoqué, me tome un zumo de naranja, delicioso, hecho con naranja dulce... Pero es que los helados no eran "simples helados". Son Sandro Dessi. Solo recordar las tarrinas del sorbete de mandarina de Sóller se me saltan las lágrimas, me brota la risa, y mi espíritu se traslada a la serralada de Tramontana, a bordo del trenet.

Quiero comprar una tarrina, viene protegido por una gruesa capa de poliestireno expandido, el dueño me recomienda que si voy al trabajo, mejor no, que vuelva otro día y me da a probar los que quiera en el postre, y que si no conozco el de turrón que debo probarlo, que probablemente me gustará... ¿Helado? ¿De turrón? ¿De Dessi? El "probablemente" sobra...

Amabilidad en le trato por doquier, diligencia, discreción, materia prima selecta, un precio... a ver, no se puede comer por 20 euros, es pequeño y ruidoso... Pero me encanta.

Sergi se pidió unas albóndigas, no puedo evitar recordar a mi padre, que nunca en mi infancia me dejó tomar una hamburguesa, unas albóndigas, lasaña, o similares... cuando pedía albóndigas mi padre me pedía un bistec, y me decía una frase que tardé años en entender "hijo, en casa no creemos en la resurrección de la carne".

Elena ha disfrutado unos pies de cerdo rellenos.

Un sitio para volver, y eso es lo mejor, tengo que volver... Si Javier no se enfada por haber aprovechado la primera oportunidad para ir a visitar "un sitio de los míos" y corroboro, sí, es de los míos... Fija fecha!

Casa Palet, imposible ir sin reserva, sencillamente único, precio medio 30 euros. No conozco el horario. Laforja, 9. Teléfono 932185309