lunes, 16 de agosto de 2010

Cervecería Costa Gallega

Plan para la tarde, ir a ver Avatar, basado en la serie de dibujos animados del mismo nombre, pero como Cameron pilló primero este nombre para su película, lo han cambiado por "Air Bender, el último guerrero". La película me ha gustado, y sí, mis gustos cinematográficos son tan discutibles como los de cualquier otro, pero lo cierto es que si voy al cine a ver una sesuda producción checa en VOSE, acabo dormido, pero viendo películas de acción me lo paso bien. La última vez que fui al cine con los señores Capuccino (Sr. Café y su esposa la Sra. Nata) en los Renoir de Floridablanca, me llevaron a ver una VOSE de los hermanos Cohen, en blanco y negro, y sesión golfa, después de cenar. Iba de algo de un barbero, y un asesinato, pero no recuerdo nada más, a los cinco minutos estaba KO.

La película ha estado bien, pero a la salida el plan continuaba con un bocata en la flauta, cerrado. Bueno, vamos al Ciudad Condal que es lo mismo, abarrotado. Bueno, paseamos hasta la Cervecería Catalana, más de 30 personas haciendo cola. La bodegueta de Rambla de Catalunya, si quiero mesa me toman nota y ya me dirán, El mesón 5J idéntico espectáculo.

Al fin nuestra embarcación ha recalado en la Costa Gallega.

Unas tapas de lo más típico, de elaboración casera pero sin ganas, quiero decir, malas. Demasiado aceite. Y desde luego las patatas bravas, con demasiadas áreas de mejora (la mayonesa, el picante, el aceite y el punto de fritura).

A mitad de la cena, de repente se hace el silencio, y un comensal opina que se siente observado. Estamos rodeados de guiris que han pedido pizza para cenar, otros paella, y alucinan del montón de platitos que nos van trayendo. Pasa lo que tiene que pasar, un guiri está pidiendo a un camarero algo que hay en nuestra mesa, y el camarero, sin cortarse un pelo, me mete el dedo en el plato. Ya había acabado, sino menudo folklore monto. El guiri no se entendía con el camarero, aunque hablaba en francés, y el camarero por lo que aprecié hablaba mejor francés que castellano. Intervengo yo, quiere un montadito de queso, cosa que no ha podido ver en mi plato, y el camarero le quiere servir una ración de manchego. Zanjo la discusión a favor de un montadito de idiazabal con membrillo que hace las delicias como postre de nuestro turista accidental.

En resumen, Costa Gallega, con muchos jamones colgados en la barra, pero poco en la carta. Tiene mejor aspecto que lo que sabe, y demasiado focalizado en el turismo. Lo mejor es que tenía una mesa libre, lo peor, el camarero pero esto ya es una lotería, y la comida que bueno, se puede comer mejor en Barcelona, siempre que los guiris no abarroten los locales. He tenido la sensación de ser uno de los pocos barceloneses que cenábamos por el centro, tanto es así, que al final casi han conseguido que me sintiera turista yo. Per correr miglior acque alza le vele omai la navicella del mio ingegno, che lascia dietro a sé mar sì crudele. Así me alejo de la Costa Gallega, alzando las velas de mi ingenio para ir a tomar café a otro sitio. Estos versos de la Divina Comedia me recuerdan a Vero, que el otro día estuvo recogiendo un premio en Terrassa, pero que no nos pudimos ver por los horarios de los trenes, pero me hizo una ilusión brutal que se acordase de mi.

Costa Gallega, Passeig de Gràcia, 71, 93 215 31 41 Prescindible, salvo si no encuentras otra opción.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Bar "El bocata"

-Hola, hemos colgado las fotos de la cena en tu casa en el facebook. Así me sorprenden mis amigos. No sé que opinais vosotros, yo creo que los Mossos d'Esquadra tienen sus cosas, pero al menos cuando te hacen una foto te la envían a casa, y 300 euros de factura, que digo yo que si te gusta la foto por el mismo precio luego te mandan dos ampliaciones. Llegará que los Mossos nos envíen un correo que diga Asunto: Bienvenido a Barcelona. -Hemos colgado en el muro de nuestro facebook la foto de tu entrada en la ciudad a 80 Km por hora al principio de Vía Augusta, tramo de velocidad controlada a 50 Km por hora. Me pregunto cuantos amigos tendrán...

Sesión de tarde en el Palau Balaña, ¿Cómo se llama la película? El equipo A. Acción a raudales y la fórmula repetida mil veces en televisión. Saigón se ha convertido en Bagdad, pero la CIA siguen siendo igual de mala y el ejercito igual de tonto. Y es que ver a Baracus abrazando la no violencia, y diciendo "Dios, que difícil es cambiar de costumbres, con lo habituado que estaba yo a matar". Te entiendo, Baracus, a mi me pasa lo mismo con el tabaco. Risas aseguradas. Me encanta que los planes salgan bien.

A la salida del Palau Balaña probamos suerte en una de las terrazas del Passeig de Sant Antoni. Meeeeec! Error. Ahora sé que las terrazas de Vallespir tienen mejor pinta, pero las vemos demasiado tarde, después de cenar. He llegado a la conclusión que existe una regla no escrita, cuanto más se gastan en locales menos se gastan en comida... Y en servicio, y menaje... Pedimos unas tapas, ensaladilla rusa, buñuelos, gazpacho, un pincho, cosas así. todo servido a la misma temperatura, esto es la ensaladilla y el gazpacho, demasiado caliente, el pincho y los buñuelos demasiado fríos. Todo precocinado y congelado industrial, y de segunda marca, y las frituras, claramemte mejorables. Digo yo, si no les gusta la cocina, para qué se meten a restauradores... Las tapas a 1,90 euros, las raciones a 2,90 pero el servicio de terraza lleva un plus de 0,50 euros la tapa. En total, un sobrecoste de 4,50 euros, por un servicio de mesa más preocupado por limpiar mesas vacías que atender a clientes sentados, pero al menos, cuando se dirigen al cliente son agradables. ¿Cómo acabé sentado ahí? En la foto, la respuesta. Semejante horterada atrae a los clientes como la luz violeta a los mosquitos. Bzzzzzz! Y la terraza, enorme, estaba llena a reventar. Bar el Bocata, P. Sant Antoni, 37. Teléfono 934910510.

lunes, 2 de agosto de 2010

Gusto Trattoria

He quedado a comer con Diego y Raquel. Mientras espero deambulando por los alrededores del restaurante "Gusto" reparo eu en la terraza del local hay un nutrido grupo ed italianos comiendo pizza, y no deja de resultarme curioso, hacer unos miles de kilómetros para comerse una pizza "frutti di mare" y poder criticar a la vuelta que la mozzarella que usamos en España no es de búfala. A mi mente han venido las infumables paellas y tortillas españolas que he visto, nunca comido, en lugares como Budapest o Helsinki, por no hablar el jamón serrano de Estocolmo.

Llegan Diego y Raquel y me avalanzo sobre el iPod de Diego, acaba de casarse y espero encontrar las fotos del enlace así como fotos del viaje de novios, al sudeste asiático. Las primeras fotos son del propio Diego cuando era niño, siguiendo la tradición de las bodas holandesas, y de otras bodas españolas, a los invitados se les deleita con un viaje al pasado de los novios. Las fotografías de la ceremonia por las expresiones de alegría de la gente muestran que se lo pasaron fenomenal, y los que más los novios, como corresponde a una boda. Gráficamente, lo que más me gusta es una suelta de globos de papel con una candela dentro sobre el cielo nocturno del Atlántico, que me recuerda a una escena de la película "El acantilado rojo".

Estoy haciendo cola en los juzgados de Barcelona, esperando para actuar como testigo en el matrimonio del Sr. Café y de la Sra. Nata, y por cosas del destino, los que tienen el turno siguiente son Diego y su ahora esposa, y es que el mundo es un pañuelo. De esta escena ya han pasado algunos meses, pero no deja de parecerme singular lo pequeña que me parece Barcelona en algunas ocasiones, que esto pase en un pueblo de 500 habitantes, bueno.Pero en un ciudad con más de un millón de personas, nunca me lo acabo de creer.

El camarero aprovecha que estamos distraídos con el iPod comentando las jugadas para no hacernos caso, dejar las cosas a traición, y salir como alma que lleva el diablo, y así evitar que pidamos más bebida, el pan, cubiertos, las vinajeras, y otros pequeños detalles que si ya estuviesen en la mesa no deberíamos encontrarlos a faltar. A la tercera vez que Raquel trata de dirigirse al camarero sin éxito, le pido a Raquel que me diga a mi lo que le quisiera decir a él, que es muy malo quedarse con la palabra en la boca, Raquel ríe. En el local se come bien, me comenta, pero son un poco "especiales", aunque esta no es la palabra exacta usada. Lo cierto es que se come bien, pero como hemos quedado tarde la mitad de las opciones del menú están agotadas, pero ésto lo encuentro normal, son las 3 de la tarde pasadas, y si no están bien organizados, el menú empieza a fallar. Lo que no me parece tan normal es que los camareros sean inmunes a las señas, a las llamadas o a la lógica de su trabajo, atender a los clientes. A las 16:30 hemos pretendido tomar el café en la terraza, imposible, cerrada, cerrada para tomar un café los que estamos comiendo adentro, impresionante. a las 17 horas, nos han pedido amablemente que paguemos la cuenta y nos vayamos con nuestra música a otra parte. Se come bien, eso sí, y va mucho turista o personal de paso por la zona. Solo eso puede explicar que estén casi llenos con lo agrios que son en la forma de atender a la gente. La conversación, a pesar de los interesantes relatos de Diego y Raquel, a propósito de la boda, el viaje, y la final de la Copa del Mundo de fútbol -Sí, ya que Diego se ha casado con una holandesa, y el cachondeo entre las amistades a propósito del juego karateka desplegado por Holanda dio de sí- La conversación deriva por un momento a temas laborales y más mundanos.

A las 17 horas, y tras que nos inviten a abandonar el local, dejamos nuestra conversación emplazándonos para comer otro día por la zona. Gusto Trattoria, Rosselló, 84. Teléfono 93 323 65 75. Tienen un par de menús, a partir de los 10 euros. Se come bien, pero hay que tener mucha paciencia.... con los camareros.

domingo, 1 de agosto de 2010

Federal

Un barrio, Sant Antoni-Poble Sec, con un desfile de la más alta gastronomía de la ciudad y con el paseo de más sabor teatral está falto de locales de copas. Siempre puedes tomar algo en Ébano, o en La Confitería, y si es una hora temprana en cualquiera de las terrazas que jalonan el Paral.lel o la Ronda pero la oferta se me antoja corta.

Lo mismo deben pensar los dueños de Federal, el bar que hoy, 1 de agosto de 2010, ha abierto sus puertas. Yo iba rumbo a la Sirvent a tomar una horchata por la ruta habitual, ésto es siguiendo el trazado de la Avenida Mistral, espina dorsal del barrio, y al coger Parlament, he reparado en el local lleno de gente.

La gracia es que en ese local, si no estoy equivocado, se ubicaban los almacenes Gelen, donde mi madre me compraba los baberos, y donde mis sobrinos se han equipado cuando eran bebés. La reforma lo ha convertido en un local totalmente abierto y que invita a entrar, la planta baja me ha dado la sensación de ser una terraza interior, donde han sustitido los cristales de los escaparates por poyos en los que la gente se sienta con unos cajones a modo de mesa. La planta intermedia es más un tránsito, y me parece ideal para tomar un café a media tarde, observando desde sus lunas la vida del barrio, y la enorme cola en la puerta de la sobrevalorada Sirvent. La joya está una planta más arriba, una terraza abierta al mundo y a la sombra de media tarde, ideal para un trago largo más nocturno, en una cálida noche de verano, como la de hoy y ambientado con un limomero. Celebraban la apertura invitando a los clientes con cava Bertha, este sitio promete horas de buena conversación entre amigos.

El público de la inauguración, variopinto, esa sería la definición, desde familias jóvenes con niños, a curiosos como nosotros, y tipos más singulares, pero espero que el local lo adoptemos los del barrio, un local realmente bien diseñado y agradable. Enhorabuena.

Nos vemos en Federal, en Parlament,39 casi esquina Viladomat. En la fotografía, muy mala, la vista del patio de luces desde la terraza de la última planta.