jueves, 30 de septiembre de 2010

Los inmortales

Este restaurante italiano está situado justo enfrente de La Mifanera, quizá un poco más arriba. El motivo de la celebración era que había venido por Barcelona Dolors, y quería que conociésemos a su pareja, Lars. Así que dicho y hecho se organiza la cena.

A mi no me iba bien en especial, al día siguiente de madrugada cogía un avión para marchar de vacaciones, pero quién sabe cuando se volvía a reproducir un momento así. Ordenadas las prioridades, para allí fuimos.

No todos podían quedarse a cenar, así que previamente quedamos a tomar una cerveza en una terracita de la Rambla de Catalunya. Convoqué yo, en el Nostrum, la terraza más cutre y por tanto vacía de toda la Rambla. Citarse a las 7 de la tarde, en verano en el Ciudad Condal es quedarse con las ganas. La terraza del Nostrum, como era de prever, estaba vacía. Lo que no anticipé era la tarde de perros que hacía, Dolors tenía frío y acertadamente sugirió entrar en el local.

En el caso del Nostrum, si la terraza es cutre, del local mejor no hablemos. Es lo que es. Funcional y escaso, y claro... Se trata de un local de "take away", no para comer en el local. Así que intentamos acoplarnos a varios bares de la zona y acabamos en la cervecería D'Or. Una auténtica cervecería alemana para Lars, que es alemán, pero se demostró que era la mejor opción.

Horas más tarde estaba lloviendo como hacía tiempo que no veia. El cielo se abrió y descargó una gota fría en condiciones. Justo en el momento de trasladarnos al restaurante. Yo estuve tentado de pedirme un frankfurt y cenar ahí, lo confieso.

Pero mereció la pena ir a los inmortales, una trattoria pequeña, depende de con qué la compares. La estaba comparando con "I Buoni Amici" que está cayendo en picado... "I Buoni Amici" debe ser el único restaurante italiano en el mundo que traen los antipasti con la pasta. Si comes la pasta, no te queda apetito para los antipasti, si comes los antipasti... la pasta está pasada y fría, es decir, un desperdicio de comida y esto me ha pasado hace un par de semanas, y pagar 40 euros de cubierto para ser atendido por gente que no ama su trabajo... No es necesario volver a "I Buoni Amici", no diría esto si fuese la primera vez que me pasa algo así en casa Daviano, pero está claro que el ojo del amo engorda al caballo, y cuando Daviano no está su restaurante es un insulto a la inteligencia, aún me deben cafés que pedí, pagué y nunca se sirvieron.

Decía que los Inmortales no es la mayor trattoria de Barcelona, ni la más italiana, pero apunta buenos principios. La comida sencilla, pero muy bien hecha. Por ejemplo, pedí mi carne muy hecha... y me la sirvieron en el punto que yo pedía. Es posible que el cocinero opine que no sé comer carne, pero él si supo satisfacer mi paladar que se deleita con las carnes de ternera fibrosas, que es de lo que se trata.

En el terreno de la anécdota debe quedar la camarera, no nació con el sentido del humor muy desarrollado, era su primer día, o simplemente no era su día. Con el capón de agua que caía afuera, entré en el restaurante calado y aterido. Me pregunta la camarera --¿Algún aperitivo?-- y le contesto, --Por favor, un café con leche calentito.-- No sé qué no le hizo gracia, pero en el restaurante la gente se reía a gusto entendiendo la situación, menos ella... que puso una cara de vinagre que me hizo entrar en calor.--Bueno, mejor me trae un vichy catalán.-- Hubo un par más de reacciones poco profesionales, la peor, es que Lars pidió dos platos, los demás plato único. Todos comíamos lentos para esperar el segundo de Lars, pero el segundo no llegó hasta que nos retiraron nuestros primeros. Supongo que esto y un par de detalles más acabó motivando una queja al dueño del local sobre la atención que se nos había prestado.

Fue plato único con postre, vino, y aperitivos. Pagamos unos 25 euros por cabeza, que para la zona y la calidad de la comida servida no esta mal. Yo personalmente me comí la tagliatta de la foto, con su aceite de trufa, deliciosa. Y con el postre, un helado de nueces pacanas me quedé más que satisfecho, aunque hubo quien pidió menos comida y quizá hubiera tenido que pedir un antipasti...

Los inmortales, c/ Sagués, 25, 93 202 35 79. http://www.losinmortales.es

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Carmesí

Venimos del Liceu, El rapto en el Serrallo, se me hace difícil ser crítico de ópera. Voy como mucho una vez al año, y no desde hace tanto tiempo, habré visto pues una decena de representaciones. Pero del teatro en términos generales y, sobre todo, de la estética en general, si me siento crítico iniciado y a perpetuidad.

No hace mucho, Quim Monzó publicó en La Vanguardia una serie de artículos sobre el teatro y porqué le horrorizan los espectáculos teatrales. No puedo estar más de acuerdo. Señores directores de escena, algún día lo revolucionario y original en grado superlativo será que los actores aparezcan en escena por bambalinas y no por la platea. Si me apetece que los actores aparezcan por la platea, voy a ver a La Cubana, no a "el Liceu". Si me apetece formar parte del espectáculo, voy a ver a la Fura dels Baus, no a "el Liceu". Voy a "el Liceu" a ver una representación operística de corte clásico y me molesta sobre manera que los coros aparezcan en el piso de abajo y que me haya perdido, en consecuencia, la mitad. Menos mal que la orquesta la mantuvieron en el foso. Sería entretenido que te sentasen una tuba al lado, o mejor aún, un trombón de varas tras de ti.

La escenografía, al mismo son, muy por debajo de las expectativas, incluso peor que la Julio César de Haendel, también en el Liceu, o que alguno de los inefables montajes de D. Calixto Bieito. Es que no toca, será revolucionario y será arte, pero está fuera de lugar.

Al día siguiente, quedamos para cenar, la cita es en el Carmesí, de camino pasamos por la puerta del que será nuevo local de los Hermanos Adrià, que abandonan Inopia, reconvertida en Lolita tapería. En este local han montado una "performance" en que tratan de mostrar que las prácticas psiquiátricas modernas son una tortura. No digo que no, pero dan zumo de melocotón mientras te explican la charla, un detalle.

A la llegada al Carmesí, aún no están los comensales. El principal, el homenajeado que cumple años, Savi, está en el bar de enfrente.

El local es pequeño, aunque en verano alivia su superficie con la terraza montada en la calle Blai. Calle Blai que actúa como paseo vertebrador del Poble Sec.

Toda la cena está siendo regada con cerveza del Poble Sec, yo la llamo así por que en fiestas hacen ediciones especiales con decoraciones de las 3 chimeneas, pero en realidad está envasada en L'Hospitalet. Hay que apostar por los productos semiartesanales, quizá no son de la máxima calidad, o no son de calidad homogénea, pero suponen una apuesta por lo nuestro, por nuestros vecinos, que esperamos estén siempre ajenos a la deslocalización y sin tentaciones de montar fábricas en Marruecos. Por eso soy partidario de volver al sastre, al carpintero, y como no, al artesano cervecero.

Una amiga de Savi, Gloria, a propósito de los vuelos baratos, afirma que algo no va bien en este mundo cuando un inglés coge un avión para comprar cigarrillos y alcohol en Barcelona, por que es más barato que comprarlo en su pueblo. Yo añado, algo no va bien, cuando comprar calzado manufacturado en China es más barato, terriblemente más barato que comprar calzado manufacturado en Mallorca, por ejemplo, o que una cerveza Heineken o Coronita, que vayan a saber dónde se envasó, sea más barata que una cerveza de tirada artesana como la GLOPS que estamos degustando, o la Rosa del Montseny.

La carta es corta pero prometedora basada en la cocina griega y árabe, exótica en general, pinta de productos biológicos. La cocina está a la vista, detrás de la barra, y es un fogón con una plancha. Suficiente para un local que no aspira a atender a demasiados clientes. Compartimos entrantes, de los que recuerdo un hummus perfectamente bien aderezado, que como casi a medias con Frankie. Después me pido un cus cus vegetal, y me parece excelente, pero demasiado abundante. Tanto es así que me sobra más de la mitad. La camarera, ajena a mi costumbre de abandonar los platos a medio comer, me pregunta preocupada si el plato estaba bien. Por supuesto, un cus cus excelente, pero se acabó mi apetito. No hay problema, me envasa en una fiambrera el resto del plato... A ver, que me voy de marcha, y con la "carmanyola" pierdo el escaso glamour que pueda tener, si no te dejan entrar con bambas en según que sitios, no creo que me dejen entrar con una fiambrera de papel de aluminio a una discoteca, pero a dónde fuimos lo mismo sí nos dejan entrar con la fiambrera, pero eso será otro post.

No recuerdo cuanto pagamos, pues las cervezas GLOPS estaban subvencionadas por el homenajeado, incluso quizá la comida en sí también estuvo subvencionada. No recuerdo si pagué o me pagaron. Pero me pareció económico, y sobre todo con una buena relación calidad precio, pero lo mejor fue la simpatía de la camarera, que siempre se mostró de buen humor y dispuesta, y eso que éramos un grupo numeroso, y en un espacio reducido, eso suele provocar aturdimiento a más de un camarero, trabajar con grupos así, pero no fue el caso.

Bueno, lo mejor de lo mejor fueron las personas que allí nos reunimos, pero eso es obvio. Carmesí, Blai, 32. Tel. 659 048 394

Este post está escrito hace mucho tiempo, y no sé por qué no se había publicado, he aportado algún dato de última hora, al reescribirlo.