lunes, 15 de febrero de 2010

Cacao Sampaka

Me dicen Felipe y David que dónde podemos quedar. En una tarde lluviosa y fría mi cuerpo pide calorías gratis a tope, no se me ocurre mejor opción que Cacao Sampaka. Un chocolate a la taza tradicional con melindros.

En realidad fue Montse quien me vició en las delicias del chocolate a la taza en las frías tardes de invierno, y en concreto me dió a conocer la marca un año que me trajo a casa una caja de la colección de bombones del Sampaka.

Para mi eran unos bombones que se alejaban de los gustos tradicionales a lo Ferrero Roché. Con el tiempo he visto las mismas combincaciones de sabores por todas partes y por otros maestros chocolateros como Oriol Balaguer. A la sal maldón, con kikos, con peta zetas, con aceite de oliva, con cardamomo o pimienta. Cientos de gustos para sorprender los paladares más aburridos de la ciudad en las frías tardes de invierno. Los helados de chocolate en verano y los pasteles, mousses y bombones, siempre.

Cacao Sampaka. Consell de Cent, 292, entre Rambla de Catalunya y Balmes. http://www.cacaosampaka.com

domingo, 14 de febrero de 2010

Speakeasy

Yo creo que hace unos 15 años, más o menos, el Sr. Lobezno -también conocido como Sr. Fideuá, marido de Mme. Taboulé- me habló de un restaurante en una rebotica, que para acceder debías saber donde estaba la puerta, que estaba disimulada, y dar una clave al portero para entrar. Ese mismo año intenté celebrar la cena de Navidad en Speakeasy.

Supongo que no debió haber consenso, y por eso acabaríamos en cualquier restaurante del centro, o a lo mejor fue el glorioso año del pato, cena de Navidad que permitía seleccionar entre cuatro primeros y cuatro segundos donde se podía elegir entre un confit o un pato con peras, o mejor un magret planchado o no recuerdo que otros platos pero estaba presente en todas las alternativas, y eso a todos nos pareció divertido, a pesar de no gustarnos el pato.

Supongo que hace años que Speakeasy dejó de imitar a esos locales clandestinos de Chicago en la época de la ley seca, en los que se servía a los "conaisseurs" destilados en tazas de té en medio de una gran algarabía, y donde la policía hacía redadas en las que caía el alcalde, o el comisario.

Encontrarse con Carme Ruscadella tomando una copa a la entrada debería ser antesala de una gran experiencia gastronómica. Tantos buenos recuerdos con Martinis degustados en la cocktailería deberían ser el prefacio de una comida de lujo. Un local tan mítico y selecto, donde se puede degustar varios Pingus, Vega Sicilia, l'Ermita y otros vinos que superan los 1.000 € la botella, casi debería indudablemente servir de advertencia a los sentidos que estamos en un templo gastronómico. Pues va a ser que no.

La silla me irritaba, al intentar tirarme por debajo de la mesa. JAC me comentaba que mientras quepa en las sillas del puente aéreo de Iberia, que no me preocupe. El primero, una ensalada de bonito con tomate confitado, fue decepcionante, el corte de la ventresca de atún, casi la agalla, durísimo y sin cocción ninguna. El tomate deplorable de sabor. Un fracaso. El segundo bajamos aún más el nivel, patatas fritas con huevos de Calaf estrellados con Tuber Melanosporum. El nombre será muy largo pero el plato no puede ser más sencillo, y si bien era más comestible que el anterior, las patatas estaban duras, mal fritas ¿Postre? No, gracias, un café.

Una reunión de trabajo, sin más, en la que me ha quedado claro que si vuelvo por el Dry Martini, será para tomar una copa, nunca para comer.

Speakeasy, Aribau 162-166 en la esquina con Córcega, muy cerca de la Diagonal y de la delegación barcelonesa de Bodegas Torres. Teléfono: 932175080. http://www.drymartinibcn.com

martes, 2 de febrero de 2010

Market

Ring! Ring! Esta es la onomatopeya universal de timbre, pero no tengo ni idea de como evolucionará. Ahora la gente se comunica por móvil, básicamente, y el móvil, salvo nostálgicos, que los hay, no suena así. El mío suena con un fragmento de una canción de Divine Comedy "Something for the weekend". Pero no tengo recursos para empezar con una onomatopeya de esta canción. Además, los señores de la SGAE seguro que me llaman para que les pague algo.

Cruella de Vil me pregunta si puede pasar por casa a recoger unas carpetas, salen del teatro y ya puestos nos vamos a cenar. Mi idea era ir al Bohemic, pero está cerrado. La Sra. Nata sugiere acercarnos al Market, está cerca y es una opción segura un domingo noche.

Cruella comenta el tema de la SGAE y yo recuerdo a un amigo que cuando se enteró que la Ministra de Cultura se planteaba, presionada por la SGAE, dar de baja los ADSL de los usuarios que practicasen el "peer to peer" (EMULE y similares) para descargar música y películas a gogó, me comentó, -¡Bendito sea el Gobierno y la SGAE! ¡Al fin podré darme de baja de Jazztel, ahora mismo me conecto a E-mule!

Debe ser un tema del tránsito de la vida, pero últimamente una de las conversaciones favoritas cuando cenamos juntos consiste en que cuando rechazamos un plato por que lleva queso o crema de leche -En el Market, un solomillo a la mostaza, que si el nombre no lo sugiere es más un lácteo que un segundo plato- Cuando rechazamos un plato, decía, alguien comenta en voz alta... ¡Ay! En la residencia no podrás decir que no, te lo pasarán por la turmix, y el queso te sabrá a Gloria.

Cuando era pequeño, la amenaza era, ¡Ya irás a la mili! Y la comida de tu madre te sabrá a Gloria. Pues bueno, de la mili me zafé por tener pies planos. No sé si la residencia de ancianos también la podré evitar por tener pies planos, confío en ello. Aunque como este Gobierno ha decidido abrir el debate sobre si esta generación se jubilará y a qué edad, pues bueno, los mismo no me tengo que preocupar por la residencia, y me seguiré alimentando a base de café de máquina y galletas del vending de la empresa. Eso si conservo el trabajo, que a ritmo de 120.000 desempleados nuevos cada mes, lo mismo tampoco tengo que preocuparme por el café de máquina.

Las amenazas se actualizan, a saber en la residencia, si llego, con qué me podrán intimidar, sea dicho cariñosamente.

Aunque para llegar a Market nos hemos tenido que remojar bajo una de esas lluvias mediterráneas tan copiosas, la velada ha sido divertida por lo improvisada.

La cocina de Market, correcta y a un precio estupendo, habidas cuentas de las circunstancias, (Domingo por la noche) Mantener un local así, debe costar bastante. Market pertenece a una extensa cadena de restaurantes de Barcelona, que cuida todos los detalles, los nombres de los locales (tan sugerentes como "Casa de comidas"), los nombre de los platos, la ambientación, la decoración, el servicio, el precio (aparenta ser económico, y digo aparenta, por que como en cualquier sitio, si te lías con aperitivos, primero, segundo, postre, cafés y copas, no esperes que valga 10 euros), a esta cadena solo le falta algún día centrarse más en lo que da de comer, que tiene una pinta de recocinado que no veas. Sí, por ese precio es normal que la cocina esté muy industrializada, pero en un restaurante, si bien lo anterior cuenta, al final vas a cenar, y la comida debería ser el auténtico "life motive" y no un algo accesorio.

A favor de Market, además de lo dicho anteriormente, está que puedes enlazar la cena con una copa en su bar, que promete unos combinados interesantes. Nosotros enlazamos los cafés con la cama, que para eso al día siguiente sería lunes.

Market, restaurante con un pequeño hotel, está en la calle Comte de Borrell, 68, entre Tamarit y el pasaje de Sant Antoni. LLama la atención su entrada iluminada con lámparas incandescentes de baja intensidad y platos blancos llanos por todo el escaparate,y el dominio del color blanco en la decoración. Se come bien, a la carta, por 20 euros. Cenamos con vino Colegiata de Bodegas Fariña, DOC Toro. Un viejo hallazgo, barato y de calidad. Los vinos de la carta, ninguno supera los 20 euros por botella. www.markethotel.com.es telefono 932890130.