sábado, 9 de enero de 2010

Frutería

Sí, simplemente "frutería" es que ni un cartel con ese rótulo ilustra el exterior del local que hace esquina en las calles Vilamarí y Marqués de Floridablanca, en Barcelona. La Sra. Nata se refiere a su dueño como "Tú pagés de cabecera", y ciertamente existen coincidencias entre la alimentación y la salud, más allá de la ingeniosa frase. Habitualmente me ocupo de llevar los postres para las reuniones de amigos, y es difícil competir con los pasteles de pera y chocolate del Bruselas, o los dulces de Bonastre, pero cada vez más me estoy acostumbrando a comprar cajas de frutas variadas. Lo bueno de comprar en esta frutería es tener un surtido aceptable de frutas, hortalizas y verduras de temporada de una gran calidad. Y los inconvenientes, varios, muchos... a veces tantos que paso largas temporadas sin entrar. Uno de los peores, soportar a las clientas habituales que han desarrollado mil tretas para colarse, incluso tienen a sus vástagos entrenados en tal arte. Simplemente lamentables. En esta ciudad que se sueña cosmopolita habitamos junto a gentes ajenas a la educación, esas normas que mi abuela llamaba urbanidad. Que pisotean a cualquiera que esté a su alrededor, pero que como tienen buen corazón pueden empatizar con la dura situacion del pueblo somalí o con los pobres afganos, pero al vecino de al lado, a ese, no le respetan ni el turno en la cola. Me pregunto como administrarían el poder, si fuesen un jefe tribal afgano, o el mismo Obama. Solo sirven para solidarizarse con las grandes causas que nunca vivirán y saben lo que tiene que hacer cualquier otro, distinguen entre el bien y el mal, pero solo en las decisiones ajenas. Aunque no me extraña que intenten colarse, por otro lado, yo a veces fantaseo con hacerlo, fantaseo con servirme de las cajas como si fuera un autoservicio y marcharme ¿Por qué? Porque no creo necesario explicar entre fruta y fruta si la niña tiene una falta o no, y aún menos, que sea necesario someter a referéndum, llamadas a móviles incluidas si se compran acelgas o espinacas... ¿Y lechugas? La única razón por la que Dios hizo varias clases en su género no era para satisfacer paladares, obvio, sino para que la Sra. Remolí, que va comprar con su peruana tirando del carro pueda dudar durante unos minutos interminables si escarola o romana, mejor hoja de roble, no, una de cada, y unos cogollos de Tudela...no, que es mucho, deja la escarola. Llegados a este punto yo empezaría a llenar mi bolsa ecológica, mientras ella se lo piensa, no vaya a precipitarse. A veces, eso sí, la espera te regala perlas impagables como la señora que aterida por el frío se queja del clima climático. Es fantástico, desde que Elvira Lindo, la genial creadora de "Manolito Gafotas" pusiera de moda el mundo mundial, no me había sorprendido tanto con una combinación de sustantivo y adjetivo de la misma familia... Tanto hablar del cambio climático que al final han conseguido que incorporemos esa expresión a nuestros diálogos de base, eso sí, adaptada. El "clima climático", mola. En la foto, mostrador, los días previos a la Navidad, cerezas y docenas de frutas exóticas con nombres imposibles, menos la carambola que es divertido. Al releer el post, me he dado cuenta de lo machista que es la deducción que son las clientas las que entorpecen el flujo de la cola. No es del todo cierto, seguro que hay algún cliente igual de torpe y desconsiderado, y por supuesto mujeres que saben lo que quieren, pero de la aplicación del método científico, basado en la observación empírica, puedo afirmar que en condiciones de laboratorio, una clienta esférica y de mediana edad es la que suele reflexionar durante diez minutos si debe comprar manzanas verde doncella o mejor fuji, y si fuji, entonces país o francesa, entre tanto nos comenta que su Josep Maria ha encontrado trabajo, y que hoy va a salir tarde. Horror, también quiere unos tomates (raf, montserrat, cor de bou, bola, canario, de colgar, kumatos, cherries,... son solo algunas de las variedades que la señora enumerará mientras se decide si los quiere para salsa, para ensalada, o para guisar).

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