No es un restaurante familiar, no es un restaurante para ir con amigos. Para mi siempre ha sido, así lo tengo encasillado, como restaurante para almuerzos de empresa. La primera vez que Ángel me invitó a comer, para celebrar un contrato, que él había firmado como cliente conmigo, me invitó a comer en Casa Calvet. Habíamos estado meses comiendo en el Mussol de Casp, o incluso sin comer, resolviendo problemas del día a día y acercando posiciones. Cuando la labor se vio culminada, Ángel ya era amigo, luego fue cliente.
Llama la atención la ambientación del local, que referencia al ambiente del "noucentisme", de los talleres textiles en los bajos de las casas, y probablemente eso fue este local cuando Gaudí construyó el edificio.
Los comedores privados, las mesas, el ambiente... Todo recuerda el modernismo catalán, incluidos los posters electorales de la época, en la que el Sr. Calvet era candidato electoral.
Cuentan que ya en aquella época Gaudí tenía ideas innovadoras, muy innovadoras en cuanto a la concepción de la arquitectura, pero la Sra. Calvet más bien no, y como Gaudí aún estaba empezando tuvo que seguir a pies juntillas las instrucciones del encargo, de manera que esté es el edificio más convencional y que aporta menos novedades en lo estructural. El edificio forma parte de la ruta del modernismo, que distingue los edificios singulares con una baldosa roja en el pavimento de la calle, frente al portal.
La selecta cocina de este restaurante se refleja en una carta cuidada, un servicio diligente, un producto fresco, unos platos muy elaborados y bien presentado. Recuerdo unos raviolis de patata, también tienen becadas en temporada, los pescados exquisitos, el cordero, los postres hechos al momento que se deben pedir con los primeros si requieren cocción.
Es el sitio perfecto para ver al poder hozando. Cuando en la mesa de al lado no he tenido al conseller Nadal, estaba García-Bragado, primer teniente de alcalde de Barcelona, comiendo con un jerifalte de Vodafone, creo que el Secretario del Consejo. Todo muy discreto, claro... no creo que muchos becarios de periodistas puedan pagar los más de 80 euros largos de una comida frugal. Tampoco creo que paguen los políticos socialistas por sus consumiciones. Los mismos que luego se dan baños de masas en el Baix o Santa Coloma, y se llenan la boca de proletariados, en Casa Calvet degustan foie y elaboraciones con bogavante.
Entre posters libertarios, finura, buen gusto y mejor cocina, se cuecen decisiones que nos afectan, mamparas de cristal y fina marquetería de época dan la discreta elegancia necesaria para un lugar así. Por lo menos no se llama "Casa Presunto Cohecho", todo un detalle.
Aunque he coincidido con más políticos en el Nao Colón, especialmente de CiU, claro que ahí comían menú y entre ellos, con Iceta en el "Café de la Princesa" y con Alberto Fernández en "I Buoni Amici" que está a dos manzanas de la sede del PP de calle Urgell.
Casa Calvet está en Casp, 48 y tiene el teléfono 934124012.
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