
Con su enorme puerta para caballerizas, su patio para carruajes. Vamos, que los señores de Dalmases estaban bien vestidos.
Hoy es uno de los lugares de copas más curiosos. Curioso por su acceso, ningún rótulo anuncia su existencia, creo que hay un papel en la puerta, una cuartilla con no se qué información cuando están abiertos.
La puerta está cerrada a cal y canto. Así que si no sabes dónde vas, te puedes dar una buena vuelta sin encontrarlo.
Una vez que ya sepas dónde es, debes llamar a la puerta. Un hombre anciano te dirá que qué quieres, resulta obvio, tomar una copa. Te preguntará cuantos sois. Entonces te dirá que esperes, y cerrará la puerta nuevamente.
Pasados unos minutos, vuelve y esta vez si franquea el paso.
La primera impresión es que estás entrando en la casa de un extraño coleccionista, una ambientación absolutamente kitsch, música gregoriana, ópera, clásica... con un volumen adecuado. Sofás antiguos con damasquinados, sillas y mesas de forja, luz de velas, imaginería religiosa, relicarios, pinturas y tapices... todo n gran abundancia y desorden estudiado.
Precios de tarifa, es decir, lo mismo que en cualquier parte, unos 1o euros el combinado, si no pides nada especial, más o menos.
Por lo menos en un mundo de diseño minimalista es un sitio tan recargado que resulta agradable por rompedor, diferente. No iría a diario, pero si estoy por la zona, ¿Por qué no? Al menos es original.
Que yo sepa, el local no destaca por sus coktailes, a mi me ha pillado en fase de tomar cerveza. así que no puedo opinar sobre la calidad de los mismos.
El Palau Dalmases está en la calle Montcada, 20.
No hay comentarios:
Publicar un comentario