
He quedado con Jaime, llega cansado, preocupado. Viene de Madrid, de intentar cerrar un contrato. Si lo consiguiese estaría salvado, pero si no lo firma deberá ser una de tantas pymes que echan el cierre, le queda fuelle hasta junio.
Hemos quedado en la Rambla de Catalunya, y subimos paseando hasta el Murmuri, en busca de un local en el que dejen fumar. Nos pedimos una cerveza y un vino, debemos ser los que pedimos cosas que se considerarían normales en otros dominios, pero no aquí. El barman se afana a hacer cocktails, ahora mismo derrama cava sobre un agitador de cristal dentro de una copa que tiene un jarabe oscuro, quizá granadina.
Local comfortable, servicio atento y simpático,luz variable que de vez en cuando llega a la penumbra pero vuelve pronto a una intensidad más razonable, música de ambiente que al igual que un perfume, se percibe pero no enrancia. Mucho diseño, quizá demasiado, un sitio agradable para eso, una pequeña conversación antes de la cena.
Suena el móvil de Jaime y sale disparado hacia la puerta, el cliente. Son más de las 8. Me alegra haber estado allí, viendo la cara de alegría de Jaime, el lunes debe firmar los contratos que le dan vidilla un par de años más, a él y a las 5 familias que dependen de su empresa.
Con el resto de la copa hemos brindado por este contrato y hemos seguido charlando animadamente sobre otro de los temas que llevo en danza, las loyalty cards, a ver si me puede echar un cable.
Murmuri es un agradable local situado en la Rambla de Catalunya, 104, a la altura del Passatge Concepció. Se define como hotel boutique del Majestic. También dispone de los servicios de cafetería, y restaurante, además de habitaciones. http://www.murmuri.com y teléfono 935 500 600. Debo probar aquí como hacen los stingers.
1 comentario:
Avui el Peter Pan anirà boig autoritzant comentaris. Tranquil que ja acabo.
Resulta que sortint de l'Auca buscàvem un lloc tranquil per fer unes copes i continuar xerrant, i la primera opció era el Belvedere. Però per segon cop en circumstàncies similars era tancat (tanca a la una? O ha tancat definitivament?), i ja no hi torno una tercera. Com sol passar en aquests casos, vagarejar per l'Eixample tancat i barrat desanima, i dels catorze que érem al començament vam acabar cuatre al Bar Marfil, immensament agraïts de trobar un lloc obert i acollidor. I allà vam continuar xerrant fins que ens en van fer fora, a quarts de quatre.
Estic una mica desconnectada dels preus de les copes. Que un mojito costés la tercera part del menú del sopar, és normal?
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