domingo, 22 de febrero de 2009

La Frutería

Como benjamín, una de las misiones que tuve tiempo encomendada eran los recados por el barrio. A mi siempre me encantó ir a las tiendas de compras, era una puerta estupenda al mundo adulto. Una de las tiendas que frecuentaba, ya adolescente, era la frutería de Carmen.
Un día murió el hijo de Carmen, el "pico" dejó muchas bajas entre la gente de mi generación, y anteriores, como el hijo de Carmen.
Desde entonces, ir a comprar a la frutería de Carmen tenía algo diferente, había convertido la tienda en un templo a la memoria de su hijo, y así detrás de las zanahorias asomaba su hijo en traje de militar, o vestido de primera comunión donde las naranjas. Encima de la caja varias ampliaciones no dejaban envejecer el recuerdo.
Un día cerró la tienda y así estuvo varios años, hasta que unos daneses la traspasan y la reinauguran como galería de arte, a la que ponen por nombre "la Frutería" en la calle Olivo, 42, esquina con Lleida.
En la locura del primer salón 3GSM de Barcelona, Benq alojó en ese local un "showroom" y lo acicaló por competo, lo mismo que Sagem tomo la academia de danza de al lado.
Aunque nunca he llegado a comprar nada, tienen diseños interesantes, y algunas propuestas muy imaginativas. Ahora también se dedican al comercio del vino.
Allí compró Cruella de Vil y familia un cuadro precioso de la Diagonal de Barcelona desde Francesc Macià, y en la pared de la galería, ese día, se quedó una carretera franqueada de unos verdes árboles que parecía casi un trampantojo.

No hay comentarios: