sábado, 14 de febrero de 2009

Semproniana

Ando liado con mil temas en la cabeza, quizá son demasiados, y las consecuencias las pagan las personas queridas que están alrededor. Uno de esos temas pendientes es conseguir financiación pública para el proyecto de diagnosis precoz de enfermedades psicológicas infantiles. El fin último del proyecto es convencer a las administraciones públicas que es mucho más rentable en términos sociales y económicos invertir en educación que en manicomios, dicho sea con sal gorda y un humor que no tiene. El proyecto lo dirige Asun en la UPC, yo me limito al "lobby". La persona que mejor me podía orientar es Inma, Inma es una amiga de siempre, además de uno de los mejores corazones que se pasean por los mapas de mi atlas universal. Así que quedamos a comer en el Semproniana, cerca de su trabajo. Pero el destino que es injusto, me llevó hasta una reunión con mi cliente. No me acordé de avisar a Inma y debo pedir publicamente perdón, llegué una hora tarde. Inma ya había comido. Unos llevan la fama, otros cardan lana. Pero Inma me comentó que Semproniana sigue siendo un sitio digno para comer con sus platos del día, lo que ayuda a moderar el presupuesto. Yo recuerdo platos no demasiado complicados, y nombres sugerentes, como el pescado de la parada de la Mari, o el Bacalao como lo hacemos en Lisboa, que por supuesto no es bacalhao paneira. Esa carta de postres escrita en un pizarrín, encabezada con el pecado de chocolate, o el chocolate de la infancia, comido con piruleta en vez de cuchara. Si no hablan de ti por la calidad, que hablen por la puesta en escena, di que sí. La primera vez que cené en el Semproniana estudiaba cerámica, en la escuela de Artes y Oficios, y me dió la sensación de entrar en el aula. Cada silla de un tipo, cada plato con una decoración, cada lámpara distinta, cada rincón era único... la última vez que fuí a cenar, con Alicia, Sarita y Maikel me resultó un pelín cargante, "kitsch", se me caía encima. Con Alicia, Sara y Maikel tomamos un café en el Vermutet, entre el Semproniana y Zsa-zsa, cuestión de fumadores. Lo mejor, tomar después una copa en Zsa-zsa... debo estar mayor, el Zsa-zsa hace mil años que ya no se llama así, se llama entredos o algo parecido... no lo recuerdo. Pero para mi que conocí a Zsa-zsa escuchando a Moby y bebiendo stingers, en mi cabeza ya no cambiará de nombre. Inma, te debo 2 o 3... mil disculpas. Y gracias! Sara, ¿Dónde estás? En Navidad vivías en una aldea de Camboya, nunca sabrás la envidia que me das, ya podrías dar señales de vida, ahora te envío un correo con este link. Semproniana está en Roselló, 148 y si queréis reservar mesa su teléfono es 934531820. A Zsa-zsa, que no se llama Zsa-zsa ya le dedicaré un post.

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