Los tres sólo estábamos interesados en la exposición de Thomas Bayrle, en el segundo piso del museo, que por ser domingo tenía entrada libre, y sin embargo, aunque había público, tampoco había una aglomeración.
Fanático del arte y del grafismo, el pop irónico de Thomas me pareció más imaginativo, más onírico y sobre todo más obsesivo que el de Warhol.
A la salida otro "esbart" hacía lo posible por combatir el frío, y es que los trajes de "pega" que intentan pasar por tradicionales, estoy seguro que no abrigan como los que llevaron los "remenses". No tengo la menor duda, pese a la modernidad del museo, que yo no estamos Kansas. Imprescindible visita, la semana que viene sale el catálogo, volveré para comprarlo.
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