sábado, 28 de febrero de 2009

Shi Bui

Hubo una época en que se puso de moda la comida japonesa, no eras nadie sino comías sushi, sashimi, y otras perlas de esa gastronomía.
No digo que no esté buena, ¿Pero, habéis probado alguna vez un restaurante "español" en el extranjero? Tengo la impresión que ocurre igual aquí con los restaurantes que prometen gastronomías exóticas.
Un mundo cada vez más accesible hace que algunos ingredientes básicos de esa cocina ya se pueda comprar aquí con normalidad, como las algas nori, o el mirim, vinagre de sake. Pero estoy convencido que no con la variedad y frescura de allí.
Además, sí, soy un tiquismiquis, para mi un poco de arroz apelmazado, enrollado en un alga, con un poco de aguacate y salmón crudo en el centro, empapado en salsa de soja y con un poco de wasabi no constituye un manjar, si hay que comerlo, se come, pero no constituye un manjar.
"Somos lo que comemos" y con esta contundencia abre la carta del Shi Bui, en opinión de algunos amigos, el mejor japonés en Barcelona, la frase exacta es otra, pero no la recuerdo.
En el Shi bui aprendí el gusto por las elaboraciones orientales, que no se reducen al sushi y al sashimi. Aquí está rico el yakitori, el tori no teriyaki, sukiyaki, las trufas de sake o té verde, las distintas tenpuras, en su punto. Y si quieres sushi o sashimi, lo traen variado y en barcas espectaculares, para compartir.
Disponen de mesas al estilo occidental, al estilo japonés (en el suelo) y estás pueden ser mixtas, es decir, con gente sentada a lo japonés, sobre sus rodillas o con los pies colgando. Del mismo, si te pasa como a mi, que no vas a comer con palillos, disponen de cubiertos occidentales.
La decoración transporta perfectamente al minimalismo japonés.
El inconveniente es que es bastante caro, sobre todo si lo comparamos con sus primos, los restaurantes chinos, pero se come francamente mejor.
Japón está en Barcelona en el Shi Bui, calle Compte d'Urgell, 272, teléfono 933219004. http://www.shibuirestaurantes.com/

Casa Ginés

Es relativamente fácil encontrar restaurantes que parecen pescaderías, también se da lo contrario, pescaderías que tienen unas mesas en las que sirven comidas. Casa Ginés es más sincero, la pescadería está en su sitio, y el restaurante en el suyo. No comparten local, pero desde el uno se ve el otro, cruzando la calle.
Mesas y sillas de fórmica, poco espacio entre las mesas, manteles de papel,carta limitada a sota, caballo y rey, pescado y marisco a la plancha y ensaladas. ¿Cúal es el secreto de su éxito? La calidad del producto, superfresco, a un precio más que razonable, y una cocinera que cada día prepara 100 o 200 raciones de pescado a la plancha, vamos, que le tiene cogido el punto.
Queda retirado, y cuando llegas no hay garantía de coger mesa. Cuantas veces no habré hecho cola en la barra con un botella de vino turbio, pero el rape planchadito está delicioso. Merece la pena el riesgo de estar media hora haciendo cola. Yo solo voy al mediodía, si tengo claro que voy a comer pescado y tiempo suficiente para desplazarme, no he estado de noche ni en fin de semanas, así que no sé como funciona.
Un consejo, evitar las mesas del fondo, cerca de la cocina, o cuando salgáis a la calle os perseguirán los gatos.
La casa Ginés está cerca del Hospital de Sant Pau, en calle Castillejos, 373 Teléfono: 93 4365128

viernes, 27 de febrero de 2009

Duobar

Os prometí hablar de Zsa-Zsa, un bar que en mi primera juventud simplemente me encantaba. Era el lugar ideal para poder mantener una conversación relajada, ver "gente guapa", escuchar música, y gozar del juego de luces del local.
Hay que recordar que el local recibió en su momento el premio FAD, y no era fácil, os estoy hablando de esa Barcelona del '92 donde todo era diseño, Nick Havanna, Las torres de Ávila, ... la ciudad sudaba creatividad.
Pared de alabastro con luces de intensidad regulable van iluminando el interior con una luz cálida, casi solar. Las lámparas puestas en el techo, son focos que se reflejan en una estructura que recuerda una bandeja de camarero. Los taburetes, pequeños y no demasiado cómodos, también tienen una asiento que recuerda una bandeja.
Las demás paredes que no son de alabastro, son de cristal o están decoradas con tapices hechos a base de "collages" de alfombras, que ayudan a recoger el sonido, junto con el techo. Una barra que siempre se quedaba pequeña. Y recuerdo tomar stingers o whiskyes, en aquella época knockandos, con hielo y soda.
Dejé de ir cuando tuvieron un escape de agua y se les levantó el suelo, el olor a humedad no favorecía a las alfombras de la pared.
La última vez que cené en Sempromiana, hace unos meses, la primera copa la hicimos en el Zsa Zsa, está a unos pocos pasos, pero comprobé que ya no se llamaba así. El ambiente seguía siendo de "gente guapa", profesionales liberales tomando una copa después de cenar, había más gente. Público heterogéneo bien mezclado. La música ya estaba más fuerte, pero la pared seguía brillando.
He mirado la web del Duobar, http://www.duobar.com/ y me he quedado de una pieza. Sí, es el mismo local, no hace 3 meses estuve tomando copas, pero de lo que leo en la web se diría un local de intercambio de parejas, fiestas liberales y alterne, espero que solo sean los banners de publicidad. Yo no he visto tal cosa, pero a lo mejor han reorientado el negocio... Si paso por la puerta, lo comprobaré, al menos. Ojalá no cambiase nunca y siguiese tal como es en mi memoria.
Duobar, antes Zsa-Zsa, está en Rosselló, 156.

La Maison du Languedoc-Roussillon

Si realmente alguien quiere comer comida francesa en Barcelona, que no hay ninguna necesidad, pero si alguien tiene el antojo, podría recomendarle varias alternativas, la más espectacular y menos "integrista" es la "Maison du Languedoc-Rousillon" y en otro estilo, la brasería Flo.
No soy fanático del foie, pero mucho menos del queso, con lo que no disfruto especialmente de esta cocina, si recuerdo los detalles de nivel que delatan un proyecto ambicioso. Los servicios de pan, las ostras, los vinos, pero sobre todo, el detalle por el que me llevaron a comer ahí la primera vez, fue para ver el servicio de los postres.
Y es que Ángel, a pesar de llevarme 20 años, es como un niño. Le había llevado un proveedor, y él tardo solo unos días en invitarme a ver lo que le parecía una novedad, y es que el postre lo servían prisionero de un enrejado de caramelo con forma de cúpula. Ese enrejado, puesto encima del postre, y a la luz de focos que proporcionan una iluminación dirigida en exclusiva a las mesas, manteniendo una luz de ambiente en la sala y en los rostros, ese enrejado brillaba como de alambre y te separaba de tu sorbete. Obviamente se tenía que romper con la cuchara. Una presentación excelente.
Lo recuerdo lleno a rebosar, o sea, se recomienda reservar, aunque ahora quizá haya perdido glamour, hará un par de años que no he ido. Eso sí, la segunda vez que fui pagué yo y es un sitio de los de llevar la visa limpia, aunque ahora me comentan que ya dispone de menú al mediódía, pues habrá que ir a probarlo. Pero el precio está en concordancia con la abundancia de los pequeños detalles.
La Maison du Languedoc Roussillon está en Pau Clarís, 77. Teléfono 933010498.

L'envers du decor

Si por la noche me esperaban en el Attic, y no fui. Al mediodía me esperaban en "L'envers du decor" y casi no llego. Justo a tiempo de vernos y saludarnos.
A ver, Operación Naranja... Lo malo son las expectativas, que dices de quedar a comer en un restaurante francés y uno se imagina esa "boullabaise" al estilo de Marsella, una "cassoulette", el omnipresente "foie", sobre un taco de solomillo... y acabé comiendo judías con chorizo.
Que no estaban mal, no, pero para ser un restaurante francés, me pareció un poco de la "banlieu".
Punto positivo, mira, no había queso... que un francés "comme il faut", quiera o no, habría queso. Otro punto muy positivo, solo 6,5 euros, más barato imposible. También positivo, conserva el mobiliario y la decoración que recordaba de mi anterior vida, cuando ese restaurante estaba lleno a rebosar y se llamaba Vilapils. Ahora estaba un poco vacío.
Punto negativo, a ver, no comí. Pero por varias circunstancias, algunas más relacionadas con el pequeño frenesí temporal de mi trabajo. Otras propias del menú que elegí, la piedra disfrazada de judía estofada, y el bistec... la próxima vez pediré hamburguesa, salchichas o huevos, no sé, pero bistec, no. Digo que pediré hamburguesa, aunque en mi casa de pequeño, cuando mis padres me llevaban a comer fuera de casa y me pedía como niño, hamburguesa, albóndigas, o similar, mi padre siempre lo cambiaba por bistec, y me decía -Hijo, en casa no creemos en la resurrección de la carne, de esa no-.
Fue en el Vilapils donde Kuss se pidió uno de sus célebres cafés y el camarero fue a tomar nota para no dejarse nada... era algo así como un cortado descafeinado de máquina, en vaso de cristal, con muy poco café, y la leche desnatada solo templada, ¡Ah! y con sacarina. Y añadía yo, y un chucho. He oído pasar recetas de paella más breves.
L'envers du decor está en la calle Viladomat, 240. Teléfono 934391673

Attic

Muchos amigos se han reunido hoy a cenar en el Attic. Y es que ha sido un día completo. Lástima que me pilla en un momento de trabajo intenso y no estoy para nadie. La primera vez que intenté ir al Attic salíamos del Romea, de ver una obra de teatro basada en los últimos días de la vida de Tolstoi, íbamos Imma, Cruella de Vil y familia. Pero estaba a tope, y acabamos cenando en un hotel de la calle Bergara. Sin embargo, me gusto la decoración, esa lámpara hecha con cubiertos, el abuso del color naranja combinado con madera y acero, la carta... Así que había que provocar una nueva visita. Volví, armado de compañeros de trabajo. Y la impresión fue agradable, económico, comida bien presentada, aunque la elaboración podría mejorarse, digamos que es standard, recuerda por carta a tantos otros sitios de la ciudad, con algún golpe de originalidad, pero más bien poco. La cena más divertida fue en compañía de amigos, a la salida de un curso en la UPC, por que el ambiente nocturno de este restaurante, por su ubicación, es variopinto.
En la mesa de al lado, una mujer francesa de mediana edad, que reposaba glamour, observaba con detenimiento lo que estábamos cenando y lo comentaba con su acompañante. No se cortaba ni un pelo del moño. Pero la nota de color la dio una inglesa que en pleno febrero llevaba por todo vestido un salto de cama, escotado hasta el ombligo, que además le sentaba como a un cristo un bazoka.
Attic, que por la altura del edificio bien podría llamarse Enttresol, es muy cosmopolita, desde las mesas de la cristalera se observa el ambiente de la Rambla, si te fijas bien puedes ver los descuideros acechando a sus presas.
Hoy también ha habido comida con otro grupo de camaradas, casualmente la vez anterior que comimos este grupo fue precisamente en Attic, reservado entonces por Susana.
Sobre el precio, andaros con ojo, pues aunque es la típica carta de precios medios, en un descuido podéis llegar a pagar una buena factura (que si un pica-pica, que si el vino, que si el postre, ...).
Attic está en los antiguos almacenes Sepu, cerca de Portaferrisa, La Rambla, 120. Teléfono, 933024866.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Granja Brusel.les

¿Puedo dar mi opinión sobre un sitio en el que nunca he estado? Pues claro, cada día políticos, tertulianos, periodistas y una caterva de personas hablan de cosas que no conocen. No seré yo una excepción.
Miento, si he estado en la Granja Brusel.les, pero no comiendo. Fuentes anónimas que no desean ser reveladas, y que comen o han comido ahí con frecuencia gustan de la cocina casera de la granja, si bien opinan que ya no es lo mismo, por que ahora trabajan más, hacen caterings para Carburos... que está casi a la misma altura, al otro lado de la calle Aragó.
Yo he ido a recoger pasteles. Varias veces. Y los he comido con regularidad semanal durante mucho tiempo.
Es bastante casero, eso quiere decir que no todos los días sale igual, pero siempre bueno. Una repostería sin demasiada grasa ni aditivos.
Impresionante el "plum cake" de frutas, el de chocolate, el pastel de limón, y el pastel de pera con chocolate merece mención aparte. Famoso también su yogur griego con frutos secos, delicioso si se consume con miel o con azúcar pero con sal pierde un poco, esto alguien ya sabe por que lo digo. De hecho, mis últimos cumpleaños, para compartir en el trabajo siempre he llevado "plum cakes" de la Brusel.les.
Ahora bien, es una granja, no una pastelería, esta pensado para vender por raciones y al público en el local, y por lo tanto si deseas llevarte la pieza entera para consumir en casa conviene llamar y encargar, o pasarse primero.
Es un local realmente estrecho, formato tubo con barra larga, pero me parece agradable para desayunar. Quizá aséptico sea un adjetivo adecuado. Si mis fuentes anónimas desean ampliar esta información hablando de las quiches que yo nunca he probado o el pastel de puerros, libres son de hacerlo.
La Granja Brusel.les está en Roger de Llúria, 67. Teléfono 932154757.

martes, 24 de febrero de 2009

Sucoa

El Sucoa, pequeño gran hallazgo.
A raíz de una gestión (ver post Neri) quedamos a comer Javier y yo. He trabajado tanto con Javier, como con Montse, su esposa, en distintas empresas. Es curioso, son tal para cual, personas con una educación y cultura que supera de lejos la media, y una forma de ser que es imposible encontrarse mal en su compañía. Al entrar en el Sucoa me han gustado las dos mesas altas, para taburete, que tienen mirando a la calle, en lugar de ver la televisión, ves la vida pasar, cierto es que estás en el "escaparate" pero al final no sabes quien el observador, y quien el observado.
Se anuncian como un restaurante de platillos y tapas, pero nosotros nos hemos decantando por el menú, unos 18 euros postres, cafés y copa de vino de la casa incluidos.
De primero una ensalada verde, impresionantemente bien presentada, muy variada y con aceitunas de kalamata, aceite de oliva y vinagre balsámico para el aliño. De segundo una dorada salvaje, o cabreada vete a saber, al horno con una guarnición de patatas panaderas. De postre, una especie de bavaroise de plátano sobre un cake de cacao amargo. Todo delicioso, bien cocinado y bien presentado. Javier ha comido de postre una especie de canelón de membrillo relleno de idiazábal, que incluso a mi, que aborrezco el queso, me resultaba aparente.
La carta, un poco más cara, tiene sugerentes proposiciones.
Este sitio promete mucho. Habrá que volver para probar la hamburguesa rellena de foie. Y es que si en la carta de vinos tienen Pago de Santa Cruz de Sastre, el amor por la calidad se les debe suponer.
Una nota discordante, o bien alguien dentro del restaurante llevaba un poderoso perfume con base de sándalo, o bien estaban quemando sándalo para perfumar el local, y no tengo nada contra el sándalo para practicar, no sé, tai-chi quien lo practique. ¿Pero, para comer...? Aún no me he podido quitar el aroma penetrante de la nariz.
Durante la conversación con Javier ha salido el tema de la crisis financiera, y Javier me ha sugerido una lectura, "La fábula del orfebre", la he buscado en internet y la he localizado en otro blog, bajo el epígrafe "Cuentos económicos de terror". Simplemente intenta dar una explicación a los errores en los que se basa el sistema capitalista. Ciertamente ilustra con ejemplos sencillos que es una crisis bancaria como la actual http://ivansainzpardo.blogia.com/2007/081401-fabula-economica.php, eso no quiere decir que sea un dogma. Por lo menos es curioso, si tenéis 10 minutos, leedlo. Ya me diréis.
Sucoa está en Enrique Granados, 24. Y su teléfono 934513844.

Bonastre

Bonastre es el apellido de una ilustre familia de pasteleros de Barcelona. Ya el padre de Montse, que trabajó por la zona en los años 50, conocía las delicias del turrón de chocolate y avellanas. A mi de siempre me tentó desde el escaparate, de paso hacía aquí o hacia allí. Siguiendo el curso de ese calendario mágico que empieza el año con roscones, lo sigue con borregos de San Antonio, buñuelos de cuaresma, monas de pascua, y lo acaba con panellets y turrones. Por en medio, el gremio ha inventado sus pasteles especiales, que si corazones de Sant Valentí, que si pasteles de Sant Jordi... No sé que pensar, para mi nada como la respostería tradicional, y es que en Bonastre un massini, un pastel de nata con turrón, o el pastel de yema y trufa que tantas velas le han soplado, son simplemente deliciosos. El año pasado, a finales, tuve que intensificar mis visitas... varios amigos tuvieron descendencia, y como manda mi tradición, visité las clínicas (hasta 2 en un mismo día) portando bombones a las madres. Pero es en el dulce sencillo, en el financier, el croissant, la palmera, donde se nota que la grandeza de esta pastelería. Cristina siempre regala sonrisa y profesionalidad y el equipo responde. Los dulces mayores, son de libro y mención a parte merecen los turrones de yema quemada y los panellets. Este año, sin embargo, no ha sido feliz en la casa Bonastre; el año 2008 se inauguraba con el triste fallecimiento en accidente doméstico de un operario y terminó con la grave enfermedad y muerte de su dueño, EPD. Sirvan estas palabras de modesto homenaje a quien pusieron tanto oficio y profesionalidad en su negocio. Bonastre dispone de otro despacho en la misma Avenida Mistral, dónde estaba la antigua pastelería Rosa, al lado del horno de la avenida; y de una horchatería justo en frente del obrador. Bonastre, una de las mejores pastelerías de Barcelona en lo tradicional, está en calle Tamarit, 134, teléfono 934235188. Es aquí dónde compro los dulces que probó por Navidad mi sobrina Pilar, de aquí y unas pastas de unas monjas clarisas.

lunes, 23 de febrero de 2009

El Passadís del Pep

Entre lo razonable y lo pantagruélico está la cena que nos metimos con Javier y Rosa un día que Tomás nos invitó a cenar en el "Passadís".
Que obsesión con la comida. Yo llegué tarde, venía de trabajar. Menuda novedad. Y mis compañeros ya habían dado cuenta de una ración de jamón, quedaban un par de lonchas. Así que Tomás llamó inmediatamente al camarero para pedir que me trajeran otra ración para mi. Se agradece el detalle si no fuera por que se habían pedido toda la carta de entrantes. Perece ser que la consigna era "que no falte de nada"... que barbaridad.
Así que a las gambas les seguían los langostinos, y a estos los "escamarlans", y luego pelayas, calamares, almejas... un sin vivir. Y primero cava, luego vino... Pero el hombre no se veía contento, los de al lado habían pedido una zarzuela que 2 camareros y el "maitre" presentaron en una cacerola enorme (eran 6 a la mesa).
Tomás llamó al "maitre" y le reprendió severamente, "a los de la mesa de al lado los atiende mejor que a nosotros". Le comentaron que no se preocupara, que si se quedaba con hambre la casa le sacaría un plato de garbanzos.
La broma pasó a mayores, cuando después del helado que remataba la faena, Tomás se quejó... "aquí se come escaso". Plato de garbanzos para cada uno de los 4 comensales. Pero lo increíble es que Tomás, que ya debería estar más que satisfecho se lo zampó.
Luego nos pusieron los licores, que en el Passadís si no ha cambiado la consigna, no es que te den una copita, es que te dejan una botella de cada cosa que pidas para que te vayas sirviendo.
Rosa se sirvió absenta roja, no recuerdo la marca, pero en la botella venía un diablo dibujado, verde o rojo según el color del licor, cuando acabamos creo que ya no éramos capaces de deletrear nuestros nombres de pila.
Un personaje, Tomás, tan exagerado como vasco, unos dedos como morcillas de Burgos, y un teléfono móvil que yo confundí con un mechero bic. Me pidió el número de teléfono de un Radio Taxi para poder ir a su hotel, pues nada, llama a Radio Taxi Barcelona, 933 033 033... es el único que me sé de memoria... Respuesta, es que ese número es muy complicado, márcalo tú. La realidad es que para acertar a marcar un número en su móvil se tenían que tener dedos en forma de pico de gorrión.
Supongo que se come caro, pues al menos ese día cenamos a base de marisco, no parecía tener opciones económicas en la carta. Pero la calidad y la abundancia, así como el buen humor de los camareros me dejó un agradable sabor de boca.
"El Passadís del Pep" está en Pla de Palau, 2 y tiene el teléfono 933101021

Restaurante NH Master

Vaya por Diós, hoy estaba cerrado Can Buj, así que el almuerzo de trabajo con Isaac, Lluis y José se ha trasladado al NH. No es una mala opción. En cierta ocasión me preguntaron si me gustaba comer en los restaurantes de los hoteles. Pues no es la primera opción, pero si buscas calidad a un precio razonable, en el NH de la calle Valencia no pasas los 20€ el cubierto, y se come de fábula, el servicio es atento y la comida variada.
La crisis se nota, especialmente en los hoteles, por ejemplo, en el hotel de Madrid dónde me suelo alojar, el Eurobuilding, ya no hay de nada en el set de baño, y si necesito un cepillo de dientes lo debo solicitar en recepción. En el restaurante del NH Master se nota en que antes te ofrecían pan de ajo, o con nueces, o con olivas, o con cebolla, o chapata o integral. Ahora, barrita de pan blanco o integral y aire.
La comida de hoy ha consistido en unas ricas alcachofas con jamón, unos escalopes de atún con tomate confitado, un zumo de naranja y café, en un salón practicamente vacío (2 mesas más ocupadas de unas 15 en total).
Opción recomendable para comer con calidad en el centro, y sin ser un menú de bar, lo digo por el precio, si a precio moderado.
Hotel NH Master está en la calle Valencia, 105, teléfono 933236215.

domingo, 22 de febrero de 2009

La torre de Altamar

Durante mis trabajos en el WTC se inauguró en la torre Sant Sebastià un restaurante. En aquella época comíamos por la Rúcula, o en el Café de la Princesa, o cualquier otro garito del Born.
Me quedé con las ganas de visitar ese restaurante, a la espera de esa ocasión especial, pero ese día llegó. La primera vez que lo visité fue con Susanna y Carlitos, el día en que me cambiaba de trabajo, y por lo tanto ellos ya no me reportarían actividad, aunque a decir verdad me llevé a los dos conmigo, al menos unos días.
Ya me estaban pagando la nómina en la nueva empresa, pero tenía una cosa por hacer, y no me gusta dejar nada a medias. Así que, aunque formalmente cambié de empresa el 31 de octubre, estuve trabajando hasta el 2 de noviembre en la antigua.
Una vez que presente los trabajos realizados, recogí a Susanna y Carlitos y me los llevé a comer a la Torre de Altamar. Bien se merecían un homenaje.
No se trata de un sitio para ir a comer. Que no coges un taxi 20 minutos oyendo el circo del Parlamento -Había un debate del Estado de la Nación o algo así, y el taxista llevaba la SER a toda pastilla- para comer, será por restaurantes.
Es otra vista de Barcelona, el suelo se mueve bajo los pies... de tal suerte que piensas, "no es posible, solo he tomado media copa de fino, ¿Me estaré poniendo malo?" Pero es el viento que hace cimbrear la torre. Una atalaya con vistas formidables. Su ascensor panorámico una maravilla. la decoración, ultramoderna. La comida, me pareció un catering tirando a malo.
Recuerdo un arroz con bogavante que compartí con otros amigos un tiempo más tarde, no me pareció muy conseguido, aunque no estaba mal pero si lo pones en valor, estaba horrible.
Es un local muy adecuado para ocasiones especiales, y me parece que en sus sillas reposan muchas emociones de enamorados que han pedido, a la altura de la Mercé, la mano a sus prometidas.
Yo creo que la mejor crítica gastronómica la escribió Carlitos en el libro de visitas, con la frescura que le caracteriza al bueno de Carlos -mira que encontrarme después trabajando con tu primo, el mundo es un pañuelo- "Un sitio encantador, espero volver pronto y que como hoy, otro pague mi cuenta".
La Torre de Altamar es un restaurante ubicado en las útlimas plantas de la torre "Sant Sebastià" en el teleférico del puerto de Barcelona, paseo Joan de Borbó, 88. Teléfono, 932210007. Se puede llegar también en teleférico.

Me temo que ya no estamos en Kansas

El pasado domingo vencí la pereza para ir al MACBA, ayuda a vencer la pereza el hecho de haber quedado y así imponerse una mínima disciplina. Llegué antes que David y María, un milagro; pero la espera se hizo ligera, por una cobla que en la Plaça dels Àngels interpretaba música de la tradición catalana, y el "esbart dansaire de Granollers" saltaba al ritmo de la música para entrar en calor, esa es mi teoría.
Los tres sólo estábamos interesados en la exposición de Thomas Bayrle, en el segundo piso del museo, que por ser domingo tenía entrada libre, y sin embargo, aunque había público, tampoco había una aglomeración.
Fanático del arte y del grafismo, el pop irónico de Thomas me pareció más imaginativo, más onírico y sobre todo más obsesivo que el de Warhol.
A la salida otro "esbart" hacía lo posible por combatir el frío, y es que los trajes de "pega" que intentan pasar por tradicionales, estoy seguro que no abrigan como los que llevaron los "remenses". No tengo la menor duda, pese a la modernidad del museo, que yo no estamos Kansas. Imprescindible visita, la semana que viene sale el catálogo, volveré para comprarlo.

La Frutería

Como benjamín, una de las misiones que tuve tiempo encomendada eran los recados por el barrio. A mi siempre me encantó ir a las tiendas de compras, era una puerta estupenda al mundo adulto. Una de las tiendas que frecuentaba, ya adolescente, era la frutería de Carmen.
Un día murió el hijo de Carmen, el "pico" dejó muchas bajas entre la gente de mi generación, y anteriores, como el hijo de Carmen.
Desde entonces, ir a comprar a la frutería de Carmen tenía algo diferente, había convertido la tienda en un templo a la memoria de su hijo, y así detrás de las zanahorias asomaba su hijo en traje de militar, o vestido de primera comunión donde las naranjas. Encima de la caja varias ampliaciones no dejaban envejecer el recuerdo.
Un día cerró la tienda y así estuvo varios años, hasta que unos daneses la traspasan y la reinauguran como galería de arte, a la que ponen por nombre "la Frutería" en la calle Olivo, 42, esquina con Lleida.
En la locura del primer salón 3GSM de Barcelona, Benq alojó en ese local un "showroom" y lo acicaló por competo, lo mismo que Sagem tomo la academia de danza de al lado.
Aunque nunca he llegado a comprar nada, tienen diseños interesantes, y algunas propuestas muy imaginativas. Ahora también se dedican al comercio del vino.
Allí compró Cruella de Vil y familia un cuadro precioso de la Diagonal de Barcelona desde Francesc Macià, y en la pared de la galería, ese día, se quedó una carretera franqueada de unos verdes árboles que parecía casi un trampantojo.

El cangrejo loco

Ya había comido otras veces ahí anteriormente, pero el reencuentro llegó después de una paseo por la playa con Charito, Marisa y Gerardo. Habíamos ido al Escribà por indicación de Gerardo y no fue del agrado de Marisa. Es imposible comer al lado de una sartén donde están haciendo un sofrito y no oler. Es lo que tiene.
Llegamos al Cangrejo Loco en busca del glamour, y la verdad es que en el piso de arriba del Cangrejo, glamour no, pero si un cierto aire,... una sensación de comfort.
Un día soleado, el mar al fondo, el olor a mar, los barcos de la escuela de vela del "Port Olímpic", los bañistas en la arena, y unos entrantes típicos (buñuelos, anchoas, pan con tomate, jamón,...) y un arroz perelada de segundo. Todo esto regado con Remelluri.
Todos los platos servidos con impecable profesionalidad, el arroz en su punto de cocción.
La cena del Cangrejo que más me impresionó sería con Patrick. Nos acabábamos de conocer en una recepción en el "Parlament de Catalunya", a propósito de las elecciones que gana Montilla. Durante la recepción se produjo el efecto "caja tonta" se ve que me captaron las cámaras de TV3 comiendo una croqueta, y 10 o 12 amigos que me veían se apresuraron a llamarme al móvil. ¿Eres tú? No, mi primo.
Como la recepción era un rollo, y a mi no me quedaba gente por presentar a Patrick, y parecía encantado con el resultado electoral -grave error, como el tiempo le ha demostrado- le pedí ir a cenar. Y me dijo que sí, que me invitaba. Le llevé al Cangrejo Loco.
Patrick sería mi megajefe durante los próximos 2 años, y aquella noche en que nos conocimos, mientras dábamos cuenta de unos "rovellons" a la brasa me preguntó, ¿Tú crees en Dios?. Poneros en situación, cena distendida, megajefe con empleado, primera toma de contacto. Así que como ya hizo mi tio en la guerra civil, si hay que morir que sea por las convicciones. Mi tío salvó la vida gritando "Viva la República" a unos guardias civiles que le dieron el alto el 19 de julio del 1936 en la calle Galileo de Barcelona, dónde estaba la estación de Sants.
-¿Tú crees en Dios?
-Patrick, no tengo ninguna duda de que Dios existe.
-Pues tu Dios me castigará por las cosas horribles que he hecho.
Toma ya! Años después cuando harto de la situación laboral pedí la cuenta, Patrick me declaró "imprescindible" de manera que perdí cualquier opción a ser indemnizado. Lo que "raro" empieza, "raro" acaba.
El Cangrejo Loco está en el "Port Olímpic", tiene dos pisos, y terrazas. El comedor más agradable está en el piso de arriba, con vistas a Bogatell y la Mar Bella. Moll de Gregal, 29-30, teléfono 932210533.

Operación Media Naranja

Jordi dice: "Estimados (bueno eso además de decrépito y casi rancio es del todo falso... al abuelo M. no lo puedo ni ver ;-) Se pone en marcha la operación "Media Naranja"... Como en las antiguas historietas del T.B.O. el Súper (Quim) y Bacterio(Sin duda Toni)... empujan a los agentes A. y L. a llevar a cabo una misión muy arriesgada... la operación Media Naranja, que consiste en que medio O. - que ya no es O. - se reunirá el último jueves de cada mes para comer. Con ello se evita aquello de "hombre este martes no, que a mi me va fatal", "el viernes no, que tengo que recoger a los niños"... si este jueves que viene (día 26) a alguno no le va bien... que no sufra... siempre le quedará el: 26 de marzo 30 de abril 28 de mayo 25 de junio 30 de julio y 27 de agosto (no me lo creo ni yo...) etc... En la comida del jueves que viene se decidirá las sedes de los próximos eventos por votación popular... jejeje. Propongo que el primer centro de reunión sea en un restaurante francés, de menu que hay en C/XXX entre XXX y XXX a las 14h. (paradas de Metro L5: Entença u Hospital Clínic). Por favor, podeis reenviar el mail a aquellos que quieran venir que no tengo en la lista de distribución ? Ya diréis bandidos..."

viernes, 20 de febrero de 2009

Escribà

Con 18 años empecé a trabajar para sacarme unas pesetillas para las vacaciones, pasando declaraciones de la renta con una modernísima máquina IBM de bola, en una gestoría situada casi encima de la pastelería Escribà, en la Gran Via con Villarroel. En Villarroel había una pesca salada dónde me hacían un bocadillo de atún en escabeche con mahonesa que quitaba el sentido, por 25 pesetas... tiempos aquellos. No creo que quede ni el edificio. Otros días me compraba un búlgaro en la Escribà, que sigue existiendo, y que cerca de la semana santa me gusta visitar para contemplar el trabajo de los maestros chocolateros.
Supongo que es el mismo Escribà que tiene un chiringuito pasado el Port Olímpic, dirección Mataró. Hay hemos comido hoy Susanna y yo.
El camarero sirve a Susanna un vermouth en la terraza, frente al mar, a pleno sol. ¿Con quién ha quedado, con un hombre o una mujer? - Con un hombre, responde. Entonces, tranquila, que venir, viene seguro.
Y es que Susanna está de muy buen ver, pero yo, para variar he llegado tarde, luciendo al cuello la bufanda que me regaló esta Navidad. Hemos hecho el aperitivo en la terraza, luego el frío nos ha hecho refugiarnos en el interior para tomarnos una paellita, regada con vino de la casa, un blanco joven de las bodegas Ferret.
Dentro del local estaba Santi Millán, el Paco de "La Cosa Nostra" ¿Se llamaba así?.
Los postres, más aparentes que buenos.
Si os gusta comer sintiendo el mediterráneo, es un local posible, no es de los más baratos de la zona, pero tampoco es de los caros, y a Gerardo le gustaba mucho cuando vivía en Barcelona.
El día que Gerardo nos llevó a tomar una paella, con Marisa y Charito al Escribà, Marisa casi se cae de culo, digamos que esperaba "Una altra cosa"... Y nos llevo ella al Cangrejo Loco.
Se puede disfrutar sobre todo si es en buena compañía y hablando de los amigos, conocidos y lugares comunes.
Prometido, este veranito salimos a navegar por ese Mediterráneo que tanto nos gusta a los dos.
Completa la serie:
1) El chiringuito de Moncho 2) Mango 3) L'escamarlà 4)...
Efectivamente, Escribà! el cuarto chiringuito saliendo de Port Olímpic caminando, dirección Mataró, en el paseo. A unos 10 minutos del puerto. O lo que es lo mismo, Ronda Litoral, 42. Teléfono 932210729.

Vinitus

La flauta me lleva a su primo, el Vinitus. Hubo una época en que lo hubiese podido llamar "mi oficina". Aún hoy, cuando voy, los camareros bromean conmigo.
Tan saturado como en Aribau, o incluso al mediodía más, que era cuando yo lo frecuentaba. Ideales sus bocadillos para desayunar. Eso si, careros, no sé si me dejaba 6 euros con un bocadillo un refresco y un café, a lo tonto. Pero como te gusta lo que comes, al menos te deja buen cuerpo.
Sobre Vinitus, me ha hecho gracia la definición leída en otro post, y totalmente aplicable también a La Flauta (y al Ciudad Condal, y a la Cervecería Catalana) Este restaurante (Vinitus) no está en mi Top 10 de tapas, es el 11. En mi caso, salvadas las distancias emocionales, a lo mejor ocupa el 12.
Si habré estado veces en el Vinitus, pero mi recuerdo más vivo es amargo. Un compañero "Y." llevaba 6 meses trabajando conmigo, es un buen tipo, amable y profesional. Trabajador. Nuestro jefe común, un holgazán compulsivo, mentiroso estroboscópico y con menos don de gentes que Polpot (ver post del Xalet).
"Y". estaba preocupado, el jefe le citó a las 20:00 en el despacho, a esa hora ya no habría nadie en la oficina. Carlos, mi pupilo, y yo nos fuimos de la oficina a las 19:30, haciendo tiempo. Y nos bajamos al Vinitus, no sin antes poner un mensaje, "Y." estoy en el Vinitus, y no me iré hasta que salgas. Para lo que necesites.
A las 20:30 estaba tomándose una caña con nosotros, lo había despedido ese enorme gilipollas.
Por eso, uno de los días que más me reí fue cuando me llamó la secretaria de Antonio, citándome con un único objetivo, conseguir la información suficiente para apartar de sus funciones a mi querido jefe. La reunión nunca tuvo lugar, pero cuando se enteró de la cita, además de correr a desactivarla (y su jefe le apoyó) se quedó blanco como los tranvías de la Diagonal. Ya en su despacho, dónde nos reunió a todos, le pregunté con buena disposición si ya tenía los billetes de empresa para ir a Sudáfrica, me respondió que sí ¿Te han dado ida y vuelta o sólo ida? Quizá no fue la pregunta mejor intencionada del mundo. Mis colegas fliparon y alguno casi se ahoga por tratar de disimular la risa.
Yo, si no fuera por como trato a mis compañeros, casi me lo pasaba bien... siempre he tenido suerte.
Vinitus, dónde algunos han hablado de este blog el sábado pasado, que todo se sabe... Está en la Illa Diagonal, entrando por el lado Numància, detrás del Decathlon.

jueves, 19 de febrero de 2009

La flauta

Jugando a la "botifarra" soy malo, para que negarlo. Por eso la prudencia guía mi juego y solemos ser la última pareja en acabar su partida, a las 22:00 horas bien tocadas. Luego vamos a cenar, generalmente a "La flauta".
Lo qué me gusta de la flauta es el pan, del horno Mistral (es una sospecha no comprobada) y sobre todo su calidad media. Siempre sabes que lo que pidas no es una pasada, pero que no vas a comer mal. Su propuesta gastronómica son platillos, tapas y bocadillos. Servidos en un momento. Nada complicado.
Sus precios, acordes...
Sus postres, de manufactura casera, probad el rosco de la casa.
Casi siempre, cuando llego a La flauta sufro los estragos de los quintos de la suerte, y tengo que ir al baño. Durante tiempo, tuvieron un problemilla con la estructura con lo que el baño de caballeros estaba cerrado y debíamos usar el baño adaptado.
No estoy acostumbrado a hacer cola para ir al lavabo de caballeros. Pero ese día éramos legión, ocupábamos toda la zona del lavamanos, y había más gente fuera haciendo cola. Los minutos se hacían hora mientras intentaba no mover las piernas. De repente un gran ruido de agua dentro del lavabo, como si alguien se estuviera duchando. Ya por fin se abrió la puerta y atravesando la multitud, primero él, cabizbajo. Luego ella, con el carmín recién retocado.
Estas cosas pasan, ponen los "meubles" caros y la juventud se tiene que refugiar en los baños públicos. Solo un reparo, por favor, comprobad que hay más baños libres para que los demás también encontremos alivio. Egoístas.
La flauta siempre está a tope, siempre recuerdo hacer cola unos minutos en la barra, pero para conseguir mesa. Antes había otra Flauta en la calle Entença con Josep Tarradellas, antes de que cerrase hubo una época en que era adicto a La flauta a casa, no sé si aún funcionará.
Yo creo que toda Barcelona se ha tomado alguna vez una tapa en este bar, que funciona muy bien desde hace muchos años.
Es primo hermano de otros tres o cuatro en Barcelona, fáciles de reconocer por su pan, idéntica propuesta culinaria y calidad homogénea.
La Flauta está en Aribau, 23. Teléfono 933237038.

El "lleidatà"

Jamás aprenderé a jugar al "bridge", tengo un gen que me imposibilita jugar al "bridge". No obstante he prometido que iré a un "open" e iré. Creo que la leyenda urbana se refiere al club de "bridge" de Santaló. Uno de los salones más finos de la ciudad, cuando después de una subasta mal hecha y peor carteada por el marido, su esposa le espeto un sonoro "juegas al bridge peor que follas". Podría haber sido peor, y haberle espetado lo contrario "follas aún peor que juegas a bridge".
Neus siempre me ha sugerido la posibilidad de usar esta técnica de camuflaje pero jugando el campeonato de "botifarra", pero yo como soy muy feminista sugiero ser la parte denunciante, no el denunciado. Si alguna vez la usamos, estoy convencido que tras soltar la frase ganamos de calle, y nos hacemos muy populares.
Este año el Sr. Café no puede jugar el campeonato por agenda, así que la Sra. Nata será pareja de Neus. A mi me sugerieron, versión Neus, "Si no tienes aspiraciones, juega con Alberto". Así que he pedido a Alberto que juegue conmigo. Versión Alberto, "Estoy buscando otra pareja, pero te priorizaré". Anda, y eso ¿Qué querrá decir? A mi gusta jugar con Alberto, sobre todo cuando dice -20 en copas- o -tute- Me lo paso muy bien, y la cara de los rivales es un poema, especialmente si pierden. Alberto, que ya te he apuntado conmigo.
El Campeonato se juega en el Centre Comarcal Lleidatà de Barcelona. Se crea un ambiente de casino de "poble" de lo más sano (con la excepción de los que no les gusta perder ni a las canicas), la tradición obliga a tomarse un quinto de la suerte, San Miguel. y siempre cae algún bocata.
No sé si he cenado alguna vez, pero los que lo hacen siempre hablan de una cocina casera muy rica y por supuesto, económica.
El fin de fiesta consiste en una "cargolada" de todos los concursantes, siempre festivo. Lo pasaremos bien.
La "botifarra" es un juego de cartas; cuando entras en un bar o casino en cualquier pueblo de Catalunya, si están jugando a cartas, casi seguro es "botifarra" y si Neus quiere, desde aquí la digo que si abre un blog de "botifarra" o "bridge", yo la sigo.
El Centre Comarcal Lleidatà está en la Gran Vía de les Corts Catalanes, 592 de Barcelona, y su teléfono, 933182788. El precio de la inscripción al campeonato (Incluye cena de clausura) está si no recuerdo mal, sobre unos 50€.

Caelum

Pilar me llevó a Caelum. En aquella época andábamos visitando galerías de arte y juntos compramos mi primer gran cuadro. Hará de eso unos 10 años.
La compra la hice en la sala Artur Ramón, en la calle Palla, cerca de Banys Nous. Era una pintura que me parecía especial por los pintores. Eran dos, hermanos, gemelos, lo habían pintado al alimón y usaban hiperrealismo. El tema de la exposición eran paisajes urbanos de la nueva Barcelona. Varios medios les habían deparado buena crítica a los hermanos Santilari. Y me lancé a comprar uno de sus cuadros. Las vistas del puerto desde el WTC. Un año más tarde trabajaba en ese edificio. Estamos hablando, si no me falla la memoria, del año 2000.
Para tomar un café, Pilar me llevó a un sitio extraño, casi enfrente de Artur Ramón, era una tetería ubicada en unos baños judíos, que tenían un bufette con toda clase de pastas con un denominador común. Fabricadas en conventos españoles.
Así que tomamos un té y unos corazones de Santa Teresa, elaborados en un convento de Ávila.
Desde entonces ha sido casi visita obligada para ir a tomar un café o una merienda, especialmente si están en Barcelona Pepe y Marja. Ahora ya es snob, han incorporado más producto y perdido el encanto de otrora. La construcción sigue siendo curiosa, pero solo en la planta baja. Por varias razones, las últimas veces no me han dejado bajar. Si buscas un dulce muy especial, para obsequiar a una suegra: Caelum. Si es un dulce para un madre, espera a otro post.
La esposa de mi sobrino, también llamada Pilar, me comentó que ella compra allí los dulces de Navidad. Luego probó los de mi casa y me preguntó dónde los compraba yo. Pero será otro post.
Caelum está en calle de la Palla, 8. La Sala Artur Ramón está enfrente, un poco más abajo... la calle, llena de estupendas tiendas de anticuarios.

Papabubble

Un snark es un serpurón, de snake + shark.
De la suma de ambas palabras, ambos conceptos, nace uno nuevo y distinto, lo que Lewis Carroll denomina "palabra maletín". Palabras que contienen otras palabras. No deja de ser una broma del autor de Alice in Wonderland, en este poema escrito al revés, es decir, el primer verso escrito es el último que se lee. Debí leer una traducción del poema con 18 años, más o menos, y desde entonces uso con cierta frecuencia una palabra de la que solo yo conozco el significado, algo tan inútil como bonito. "Hambriolento". Me parece un haiku. El hambre violenta, de hambre+violento = hambriolento. Queda claro, a estas alturas, que yo más que hambre sufro sobrepeso. Pero siempre he encontrado momentos más o menos oportunos para usar mi snark, no en los términos trágicos, sino para definir la impaciencia que trae la necesidad de cualquier tipo, fumar, beber, comer... o la interrupción de la rutina. Para combatir ese mal carácter nada como unos caramelos artesanos, como se hacían antes. Padres que tenéis hijos, no dejéis de visitar Papabubble, la confitería que está en calle Ample, 28, al final de Regomirs, y antes de Antonio López... más o menos. http://www.papabubble.com/

Hotel Neri.

Javier dice:
"Per cert, m'he comprat una bici plegable (una Brompton). Estic encantat, I la faig servir bastant per a moure'm pel centre. Vaig descobrir una botiga genial de bicis a la Plaça dels Traginers. Es una plaça i una zona que jo no coneixia (vergonya!) I resulta que esta molt bé. Han posat bars, restaurants, etc. interessant per sortir de copes, està una mica entre les tasques i el born, o jo diria que és una mica com era el Born fa uns 10 anys."
Gràcies, Javier.
Hoy he llamado a Javier para que me asesorase cómo devolver el PC de la Sra. Nata, y me ha enseñado las fotos de su fotolog que si algún día me autoriza, publicaré aquí. Menuda envidia, viendo las fotos puedo imaginar lo que se siente. Quiero decir que me puedo asomar a lo que se debe sentir y he llegado a la conclusión de que quiero tener una segunda vida para ser águila, que escalador, aunque altamente gratificante, parece más jodido.
De la parte de Barcelona que me señalas, yo me quedo con el restaurante del Neri, en la Plaça de Sant Felip Neri. La paz que respira esa plaza, el contrapunto amargo de las piedras horadadas por los tiros rebotados en docenas de fusilamientos, el aire austero de un palacio del S. XVIII y una cocina imaginativa, "de la terra", de aquí y de allí. Al Neri sólo me arrepiento de haber ido pocas veces.
Recuerdo una crema de patata asada con trufa, y una cocina bastante natural. Servicio diligente. Pero este restaurante es de los que pican. No recuerdo si tenía menú, pero supongo que no. Curioso, el hotel dispone de pedelecs para pasear por la ciudad, de ahí saque la idea de comprar el mío.
Al igual que ocurre con el Café de la princesa, merece la visita solo por ver el edificio por dentro y pasear por esa Barcelona sosegada y oculta, que existe a 500 m de la frenética actividad de la plaça de Catalunya.
Neri está en Sant Sever, 5 y tiene el teléfono 933040655.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Bodegón del norte Marzán

¿Cuánto hace que no nos reuníamos en una misma mesa Juan Carlos, David y Maikel? Casi un año. Así que me hizo una enorme alegría cuando recibí el correo de David citándome.
Puntual como un reloj, a las 14:30 entré en el Bodegón del norte, Marzán. En la puerta estaba David.
La vida nos ha cambiado a todos desde la última vez que compartimos mantel, entonces todos éramos compañeros de trabajo, hoy amigos.
Las vueltas que hemos dado. Antes hablábamos a diario, por horas. Siempre recordaré un chat con Juan Carlos, en que me pedía información por la noche cuando de repente intervino el otro JC para decirle, "las 11 de la noche y sin noticias tuyas, ya me estaba preocupando". Aquí no le veréis la gracia, pero yo me sonrío siempre que lo recuerdo.
Nos hemos explicado nuestros respectivos estados del arte.
El bodegón del norte, Marzán se anuncia como un restaurante de pintxos, tapas y cocina típica vasca. Yo no digo que no. A lo mejor un día voy a China y me sorprende la comida de ahí por que no se parece a la que se come en los chinos españoles. Pero es que en Donosti si he estado de pinchos y no es fácil aceptar como vasco según que cosas... Aún espero encontrar un vasco-vasco de los de verdad, en nuestra ciudad.
Dicho esto, es un sitio de lo más digno para comer. Me he pedido el "menú sidrería" y por unos 25 € he tomado mi vinito, agua, surtido de pinchos, una tortilla de bacalao, unas alubias con Txangurro, y un filete de buey a la piedra con pimientos del padrón, helado de postre y café. La carta, de unas 12 propuestas de postre yo creo que 10 eran a base de queso, tipo requesón con miel, idiazábal con membrillo, pastel de queso, etc. Parece ser que los cigarros y tejas de Tolosa, las olivatxas de Gernika,... no deben ser vascas.
Críticas, hombre, yo las alubias me gusta comerlas en plato hondo o pocillo..., pero servirte un cucharón de alubias estofadas en un plato llano es peculiar. La tortilla de bacalao, a mi me gusta cuajadita, no babosa, pero como era a compartir me he adaptado.
La barra de la entrada es enorme, y dispone de, al menos, un par de salones. En el que he estado yo era comfortable, la vajilla sencilla. Los vasos, tipo zurito. Además, solo había otra mesa ocupada.
Los cuadros colgados me han encantado, unas marinas. El que ilustra el post estaba en un rincón del salón y ha llamado mi atención.
Es un sitio para un muy digno menú del mediodía, pero si fuera cada día aburriría, y es un tipo de cocina un poco pesado.
Lo peor es que la sobremesa ha sido breve, y nos hemos tenido que despedir, no sin prometerme que habrá siguientes.
El Bodegón del norte, Marzán está en la calle València, 207, cerca de Enrique Granados, su teléfono 933232645.

Inopia

Inopia significa pobreza y escasez, y en sentido figurado estar en la inopia es el que ignora o finge ignorar lo que otros saben. Más o menos significa eso... ¿No? Inopia también es el bar de tapas del hermanísimo, de apellido Adrià y el equipo del Bulli. Y según Arzak, su restaurante favorito de Barcelona (ver ranking publicado por Magazine de La Vanguardia, poco después de inaugurar el bareto). ... Luego son los médicos los corporativistas. He estado releyendo el blog y siempre hablo razonablemente bien de los sitios que visito, y eso es por que todos tienen un denominador común, son sitios que frecuento o he frecuentado , y está claro que si en un sitio no me han tratado bien, no vuelvo. Inopia. Si no puedo tener una opinión formada, disculpas por adelantado. En Inopia solo he estado un par de veces Paso casi a diario por su abarrotada puerta pero la primera pregunta que me hago es, ¿En un barrio tan rico en gastronomía como Sant Antoni y Poble Sec, qué aporta Inopia? Nada. ¿Qué secreto tiene? Pues que en Barcelona hay snobs, ricos, gente que aparenta ser rica, y mucho pelota suelto para llenar Inopia, Babia, Papanatas y 100 más que abran con el mismo hilo argumental. Pudiendo estar sentado en 20 mejores bares con 20 mejores tapas en 500 m a la redonda, ¿Cómo la gente pija de Pedralbes, o incluso de fuera de Barcelona se desplaza a comer, de pie, con una cerveza en una mano y una croqueta en la otra, mientras te dan codazos, previa cola en la calle, y espera irracional entre tapa y tapa? Todo ello al módico precio de 1,80 € la croqueta. Esto es, la unidad sale por... 300 pesetas. ¿Llevan algún impuesto, como el tabaco, el alcohol o los carburantes? ¿La silbas y viene? Los del Barri como yo, ahí ibamos a alquilar películas, menudo pedazo de videoclub el "J" ¿O era la perfumeria? Seguro que dónde está la panaderia (el despacho de pan-cafetería) estaba el kiosco, y el Inopia está en el videoclub, creo que sí. Lo seguro es que los de este barrio no conducimos los "pedazo-coches" que se ven aparcados a la puerta del Inopia un sábado. Ya puestos, la vez que estuve probé de todo un poco, recuerdo alcachofas laminadas, mojama, y creo que unas gambas, además varias Moritz y alguna otra tapa casi seguro. Las tapas eran comestibles, la elaboración y las materias primas impecables, los precios pasados de rosca, el trato desigual a los clientes y a cara perro por parte de los camareros, (Excepto si eres jugador del Barça o dibujante del jueves pintarrajeando la pared) que sí, tienen mucho trabajo, pero... ¿Qué culpa tengo yo? Buen producto con buen oficio hay en muchos sitios, pero en esos otros sitios además tienen ¡Oh! Sillas, mesas, espacio, reservas, y otra serie de lujos que en el Inopia suenan a rarezas. Que mesa tienen pero que tú no te sientas que ésto es vaya Vd. a saber para quién. Que taburetes hay, pero hay más peña para pillar uno que arena en el desierto... ¿Es necesario pagar para ese maltrato? He leido otras críticas de Inopia en la red, muchas, casi todas favorables y destacando que pertenece a lo que los sicilianos llamarían "il circolo di confidenza" del Bulli, "alla famiglia" ¿Y...? ¿Pero es bueno, se come a gusto? A ver, yo no lo quiero entender pero lo entiendo, ahí están los que están para lo que van. Yo tampoco pago 1,80 € por una croqueta para decir que es la peor relación calidad precio conocida en Barcelona, por espacio, por falta de tradición, por mil cosas... Si atravesase Barcelona en mi Porsche y fuese asiduo del local sería por que sinceramente me parecería Gloria bendita o al menos, estaría en la inopia y así lo afirmaría. Sólo me atrevo a hacer una última aseveración sobre este tipiquísimo local de tapas del "Barri de Sant Antoni", desde el otro día que inauguró; si os roban la cartera no ha sido ningún vecino del barrio, ahí no entramos y tengo la sensación personal que no somos bien recibidos. De la gente que conozco, solo unas personas me han hablado bien de Inopia... Ruth y su madre, vecinas. Y les invité inmediatamente a comer en 2 restaurantes de la zona. No han vuelto a estar en el Inopia, han dejado de ignorar o fingir que ignoraban. Ya que habéis llegado hasta Inopia, si os siguen quedando unos euros en la cartera pasad al Rocafort XIX, y os tomáis un gin tonic en esa granjita transformada en un excelente bar de copas, al cruzar Rocafort. Inopia está en Tamarit, 104, en la esquina de Rocafort, teléfono 934245231, pero no se me ocurre para que alguien va a querer llamar, lo mismo reservan baldosas... Mesas y sillas, no. No usan.

martes, 17 de febrero de 2009

Can Fusté

Semana ajetreada, hoy ha tocado Can Fusté. En un breve plazo de tiempo he repetido este restaurante media docena de veces, siempre en desplazamientos hasta esa zona de Barcelona por motivos de trabajo que se prolongan desde mediodía hasta la tarde, sin pausa para comer en familia.
Hoy nos invitaba una empresa amiga, lo que los anglosajones llaman un "partner" pero simplemente es alguien con el que has decidido hacer negocios en común. Yo, siguiendo los pasos de Lewis Carroll en "A la caza del Snark", -la ilustración que acompaña el post es de ese poema, el desemebarco de "The hunting of the snark"- los llamaré emprigos. Hay muchos emprigos en Barcelona en estas fechas. Para acabarlo de rematar, entre los emprigos venía por sorpresa un viejo compañero de aventuras, y se ha producido el célebre pero si tu eres... ¿Dónde estás ahora?
Ya hablaré en otros post sobre qué es un snark, para introducir el delicioso término hambriolento.
Es un restaurante de buen comer, pero como siempre voy a mesas grandes acabamos por hacer un surtido de entrantes a compartir, y sin serlo venden la sensación de tener sota, caballo y rey. Ensalada de lentejas con boquerones marinados y foie, plato equilibrado y agradable en paladar por texturas y sabor. Nidos de alcachofas con su huevito de codorniz y huevas de salmón, a diferencia de Rosal, 34 aquí el huevo de codorniz va en camisa y lo tienen "mis en table", mientras que en Rosal, 34 está planchado y "a le minute", además en Rosal, 34 va acompañado de caviar de esturión. Sí, suena reiterativo como hielo de agua... pero en un mundo culinario que lo esferifica todo y cualquier bolita acaba llamándose caviar de algo... merece la pena remarcar que es caviar-caviar. Almejas en salsa verde, a ver, almejas del carril...y croquetas, que no están mal, pero las comí mejores. De segundo me pedí atún, que rico, bien presentado, sazonado con soja, aceite virgen y sal maldón con guarnición de tirabeques, trigueros y judías finas, y presentado en el punto de cocción solicitado. Los postres, curiosos, que si zumo de naranja con helado de vainilla (Urruti?) o Charlie Brown, que por la receta en mi casa lo llamaban papetas y se daba a los niños (Naranja, plátano y galleta maría), unos buñuelos de 2 chocolates con helado de turrón es un buen broche, y una selección de vinos de postre y licores acorde con lo que se debe esperar de un restaurante con esos precios. Buena calidad. Decoración clásica, ambiente ejecutivo.
Por decir algo malo, a ver, si el aperitivo de cortesía es un pocillo de lentejas, alma de cántaro, no nos dés ensalada de lentejas a continuación... aunque ambas estaban ricas, eso sí. Can Fusté, no confundir con Hotel Fuster, está en Gran Vía Carles III, 50-52, de Barcelona. Teléfono 933393000.

Rosal, 34

Es fácil recordar la dirección de este restaurante, el Rosal, 34 está en la calle Rosal, 34. Ahora creo que la calle se llamar Roser. No me acuerdo... pero los que hemos callejeado Poble Sec sabemos dónde es e ir con los ojos cerrados. Para estar situado en el corazón de Poblasequistán, al lado de un comercio perfectamente rotulado es pashtún, es un oasis de "toda la vida". Los padres del actual propietario ya regentaban una bodega de vino a granel, con su barra de mármol para los vermutitos. La familia de mi cuñada compraba ahí el vino cuando era pequeña, y fue mi hermano el primero en hablarme del sitio... "de los que a ti te gustan" me dijo... uyuyuy. Pues sí. La primera vez fui con Cruella de Vil (Cruella de Vil?) y su marido. Antes hubo una intentona, reserve mesa para 4, teníamos que ir al teatro después de cenar. Me montaron la mesa, fui a buscar a mis amigos... y no aparecimos. Espere un tiempo prudencial para volver. De la barra pasaron a la mesa, mis amigos, yo no me quedé y me uní al café. Mi padre ya estaba fatal y tenía que ir a darle de cenar. Cuando llegué estaban encantados, con lo que habían cenado, y con lo que habían visto cenar en la mesa de al lado. A mi llamó la atención los vasos de agua, en cristal negro, y la marca del agua, Sant Aniol. Los berberechos al vapor con maracuyá, el nido de alcachofa con huevito de codorniz y caviar beluga, muy celebrado, el huevo frito en hojaldre con foie... pero para mi decir Rosal, 34 es decir "patata brava líquida". Sí, en copa, como si fuese un helado. En esta vida lo que a unos gusta, a otros no. He repetido docenas de veces con distintos amigos, y en distintas ocasiones y siempre sorprendió, además, la amabilidad es un plus, oye, que la sonrisa no está en el menú pero te la sirven cada vez que se acercan y se agradece. No es caro, a ver, no es tampoco barato, pero te puedes adaptar al bolsillo. Ahí me invitó a comer Marcos, para explicarme sus proyectos empresariales y el estado del arte, creo que es la última vez que he ido. Y en Rosal, 34 se inició el proyecto de firma digital de una importante entidad barcelonesa. Gratos recuerdos, buena comida. Curiosidad, el dueño del local trabajó con Carlos, del Lagar. Ya sabéis dónde está, metro de Paral-lel, y al ladito de la plaza del Molino, que no Molina. teléfono 933249046.

lunes, 16 de febrero de 2009

El xalet de Montjuic

Hay restaurantes para cada ocasión. El xalet es de los útiles para ir a echar la tarde, o tener una velada increible. Ir a celebrar algo muy especial... no sé. A despilfarrar. Pero lo que se dice a comer, a comer... se me ocurren muchos otros sitios.
Lo más simpático que me ha pasado en El xalet fue el día que el encargado me saludó como si fueramos amigos de toda la vida, pero al pronto ya se dió cuenta que no, que no nos conocíamos de nada.
Fue la primera vez que subía a comer, hará unos 3 años. Mi hermana ya me había hablado, pues ella trabaja muy cerquita, en l'Escola del Bosc, dónde yo fuí a clase.
Habían echado del trabajo a mi jefe, el peor jefe de los que puedo recordar, y todos sus pupilos fuímos juntos a comer. Los compañeros de Madrid pensaron que fuímos a emborracharnos, pero es un sitio demasiado caro para cometer excesos, los excesos se pagan, mejor cometerlos en un sitio con mejor relación calidad/precio.
Es de esos sitios de carta más grande que la mesa, platos enormes, pero tienes que hacer zoom para encontrar la comida.
Las vistas son formidables, lo mejor, no en vano está justo al lado de la piscina de saltos olímpicos, los que recuerden la imagen de los saltadores en los juegos del 92 saben cual es la vista. Se trata de comer con Poble Sec de mantel. Las migas que se te caen de la mesa bajan por Font Rodona hasta los pies de la estatua de Raquel Meller.
Esa cualidad hace que uno repita. La última vez que subí a comer fue este verano. Ian había venido a pasar unos días a Barcelona, desde Irlanda y fue mi forma de enseñarle la ciudad en un corto espacio de tiempo. Fuímos en funicular hasta El xalet, después de comer en el teleférico hasta el castillo.
Mr. X trabajó de pinche en la cocina, y me explicaba como era el ambiente de trabajo. Supongo que no es mejor que en otros restaurantes. Delicatessen de cara al cliente, contratos basura para los empleados.
La última vez que comí pedí unos entrantes típicos, jamón, pan con tomate, anchoas... y de segundo un pescadito, creo que una enorme dorada supuestamente de ración. A Ian le encantó, a saber lo que comen en su pueblo, aunque yo recuerdo comer bien en Irlanda.
No hubo lugar para los postres, pero si un café con Barcelona a los pies, sintiéndote rey del mundo. Allí la torre Agbar, allí la Sagrada familia y aquello es la Mercé.
El recuerdo que prevalece es el de caro... pero bonito.
Casi se me olvida comentar que en el piso de abajo hay un restaurante giratorio (se supone que alguna vez girará), y unas terrazas que en las noches de verano funcionan de "chill out" para poder tomar la copa ahí mismo. Se cuenta, se dice, se rumorea, que el restaurante es de los mismo dueños que Gestmusic, por eso era fácil coincidir con personajes del famoseo, como Boris Yzaguirre. Yo coincidí con unos señores de Autostrade, en plena fusión con Abertis, que me hicieron prometerme no tratar asuntos privados en la mesa de un restaurante nunca más.
El xalet está en la Avenida Miramar, 31, que es como decir "por ahí", si en Barcelona no siempre encuentras el nombre de la calle en la pared, ponte a buscar el rótulo de Av. Miramar en un pino, y luego el cartel del número 31. Llévate un bocadillo por si no llegas. Una pista: comparte entrada con la piscina de salto. Teléfono 933249270.

Zinc Bar (Hotel Villa Emilia)

Días de mucho ajetreo. Es lo que tiene cuando mucha gente lejana pero amiga coincide a la vez en tu ciudad.
A media mañana me ha llamado Dominique, si podíamos comer juntos, y un poco más tarde Paco. Así que con uno he comido, con el otro he tomado café.
Esta vez hemos ido al Zinc Bar, del hotel Villa Emilia, en la calle Calabria, 115.
A ver, el ambiente es de primera, muy a mi gusto, minimalista y neobarroco, según la pared que mires. Nos hemos sentado al lado de la chimenea de gas. Una chimenea es una chimenea y la lengua de fuego ondulante tiene el mismo encanto.
El salón está presidido por un enorme piano de cola, que nadie estaba tocando, y una enorme araña de cristal soplado, que luego da paso al restaurante.
Lo de carta corta esta vez no es una forma de hablar, en el menú a elegir dos entrantes, y un segundo y un postre... Y cuando a uno no le gusta el queso y los dos primeros lo llevan y el postre es pastel de queso, pues ya de entrada uno piensa que hay un complot para que no vuelva.
Eso me lleva a los menús del AVE, lo uso todos los meses unas 4 veces, pues bien, no hay menú de desayuno, almuerzo o cena que no incluya el queso, es más... algunas veces es algo así como surtido de quesos y quiche lorraine... No podrán conmigo.
En el Zinc Bar además del ambiente, lo que al final he comido... muy bueno, lo mejor, he pedido la carne al punto pasado y me la han servido al punto pasado... esto puede parecer obvio, pero en "El trapío" en una ocasión tuve que devolver el plato a cocina 3 veces y comer la carne poco hecha.
El aderezo de aceite de trufa, genial.
La guarnición, rúcula, que cuando has pedido ensalada de rucúla con carpaccio de atún de primero, digo yo que el chef podría ser un poquito más creativo y abrir una lata de espárragos.
De postre, se les había acabado la tarta de queso, circunstancia que no he tenido que lamentar, así que un zumo de naranja y a tomar el café con Paco, al Bracafé, un poco más abajo.

domingo, 15 de febrero de 2009

El lagar

Supongo que como le ocurre a todo el mundo, los días antes de Navidad son un drama de comidas y cenas navideñas con grupos de compañeros del trabajo, de amigos y de gente con intereses comunes. Este año, hasta tuve que habilitar la opción de desayunos de Navidad, y eso que hasta unas semanas antes del 25 la agenda estaba casi vacía. De todas la reuniones navideñas, excluidas las familiares, la que más ilusión me hace es la que se da con el grupo de gente que conozco desde hace unos 24 años. La reunión los últimos años es en el restaurante de Carlos, "El Lagar". Mientras trabajé en la calle Garcilaso, algunos días para darnos homenaje íbamos hasta "El Lagar" y nos pedíamos el menú, que siendo normal, en cualquier otro sitio lo llamarían ejecutivo y con un precio moderado. Muy moderado. Si bien en algunos restaurantes hay que reservar antes de ir, en éste es pasión inútil ya que tienen tanta demanda que no pueden ni reservar. El servicio es diligente, el local, pequeño pero comfortable. La comida de mercado, sencilla, de manufactura moderna y con equilibrio en el menú. Siempre algún pescado, alguna ensalada, un arroz o una pasta... tanto si vienes con hambre como desganado, acabarás comiendo bien y saludable, sin hacer dieta, obvio. Los vinos son de la ribera, pero tienen otras propuestas realmente interesantes. La carta es corta, pero una vez más la palabra equilibrio es la que centra mi opinión. La cena de Navidad no es representativa. Ahí Carlos da el do de pecho para entregarnos su arte culinario, ni por calidad ni por precio se puede encontrar nada parecido, platillos y más platillos a compartir, me recuerdo de esta última Navidad y por curiosos unos langostinos rebozados en unos fideos chinos muy finitos y fritos, como una especie de gabardina que parecía un ovillo de hilo y de postre los platanos cocidos en sus jugos, por poner algún ejemplo. Clásica es la morcilla de burgos con confitura de manzana. Si vives o trabajas por Sant Andreu, ésta es la opción de gran calidad en la zona. Si no, bien merece la pena reservar una noche, que entonces si hay reservas, y acercarse. Si alguien me preguntase dónde he comido en Barcelona con la mejor relación calidad-precio, diría "El Lagar", pero no por que sea barato, que lo es... sino por que todo, especialmente la comida, está pensado para gustar, en este restaurante de barrio, con una cocina muy céntrica. Y es que cuando un sitio es bueno se nota... id un mediodía y sabréis porqué este restaurante está a rebosar, los clientes rotán, y el género también. Se nota, todo es fresco y de primera. Podéis encontrar "El lagar" en la calle Llenguadoc, 6, al lado de Gran de Sant Andreu. Metro de Fabra i Puig. Teléfono 933468270. http://www.tulagar.com

Por cierto, Sarita me ha escrito, está en India, en el estado de Kerala y piensa quedarse allí hasta que le venza el visado (abril), de momento se lo pasa genial con el ayurveda... ¿Y ése quién será? después, Australia. En junio nos vemos, prometido.

sábado, 14 de febrero de 2009

Ca l'Amigó

Estábamos comiendo en Casa Lucio cuando ha llamado Salvador. Dejaba a su hijo en el centro y se nos unía para tomarse un café con nosotros. Hemos ido a Ca l'Amigó, después de echar la primitiva, en Urgell con Tamarit. Un bar de los de siempre, está ahí desde el principio de los tiempos. Salvador ha prometido que este año, el sábado de gloria no nos hará su célebre fideuá. Hará macarrones, que son más gordos y se ven antes de pisarlos. Yo creo que al final si haré mi suquet el viernes santo.

Casa Lucio

Hoy vengo fuerte. Felipe me ha preguntado varias veces si iba a escribir hoy sobre nuestra comida en Casa Lucio.
Cuando leyó la entrada "Bohemic" en este blog me escribió un correo, "Espero que nunca me invités a comer en el Bohemic". El martes me llamaba para preguntarme cuándo comíamos en Bohemic, y es que los ERE están haciendo estragos.
Me sorprende, incluso me ofende, que los mejores trabajadores sean los que acaban en el paro, mientras los inútiles se quedan agarrados a las sillas. ¿Sabes? Me recuerda a Gran Hermano -Sí, yo veo Grande Fratello- los pobres de espíritu, los inanes, los que se esconden detrás de mil folios y en arcanos procedimientos se salvan. Los que se lo curran, acaban nominados. El mundo está loco y pertenece a los mediocres.
Pero no quiero ponerme de malhumor. Ojalá Felipe entre a trabajar en mi empresa.
Hoy hemos optado por un vecino de Bohemic. Casa Lucio. Cada cual tiene sus fetiches, los lugares en los que se siente bien. Los que somos del barrio hemos conocido una tintorería en este templo de la buena cocina.
¿Buena cocina? La mejor cocina de Barcelona. ¿Exagero? Seguro, pero los platillos de Maribel y el oficio de Lucio son magistrales. Se pueden comer unas anchoas mejores en Barcelona, por supuesto... pero tan limpias, puestas en su rabanera con tanto amor, es imposible. Su tombet, sus alcachofas con jamón, sus ensaladas, sus callos, el trifásic, el mango ´con jamón y foie, los huevos estrellados sobre rovellons, el pastel de centollo, la ensaladilla rusa con mahonesa de remolacha, los platos con foie o con pato, el bacalao con la confitura de dos tomates, las salsas con esa mostaza al arrope, es que podría repetir la carta de memoria mejor que el mismo Lucio.
Pero eso no es todo, sigue el festival con los vinos... Lucio me descubrió los alicantinos de Enrique Mendoza, los de bodegas Sastre no me los pudo presentar, ya eran de la familia.
Los licores, ¿Cuántos restaurantes de Barcelona te dejan optar entre Zapaca 100, Peinado 100, o Caol Ila? Además vinos de postre y licores suaves.
Esas infusiones, esos cafés.
En Casa Lucio las mesas no se rotan, no hay turnos, pero ojo al dato, no hay que tener prisas. Ni tampoco hay que tener curiosidad por lo que las cosas valen... pues no tienen precio.
He leido en internet malas críticas de este restaurante, mítico para mi, en verema.com, por ejemplo. Pero esto es porque como diría Kavafis, hay que hacerse sabio a la par que viejo, solo así se aprecia el tesoro que te ofrece Ítaca. La gente que tiene prisa, amantes de las cartas de platos cortos con grandes nombres, y para los que comer de lujo consiste en comer langosta con angulas, no ir a Casa Lucio. Aquí la cocina es modesta y antigua, bien elaborada con el mejor producto de temporada, sin más pretensión que el buen oficio y sorprender con lo que en otros tiempos no nos sorprenderíamos, como una tortilla de bacalao como la que hacía mi abuela ¿Qué vale recuperar ese recuerdo organoléptico?
Casa Lucio para lo bueno y malo es un restaurante pequeño, ruidoso, con humo. Inmejorable sabor a la tasca que nunca fué.
La "peligrosa" vecindad con mi pastelería favorita, la de Bonastre ¿Cuántas veces he comido en Lucio y luego comprado Financiers en Bonastre, y horchata en Sirvent?
Un recuerdo cariñoso a la familia de Bonastre, que lo ha pasado mal. La pastelería Bonastre merece un post, son muchos años endulzando mi vida.
Por favor, no confundáis Casa Lucio con el madrileño restaurante... Casa Lucio está en la calle Viladomat, 59 y aquí sí os digo que reservéis si queréis entrar... suele estar lleno y Lucio cierra la puerta en cuanto está lleno, 934244401, presupuestar unos 60 € por persona, especialmente si pensáis tomar licores o según que vinos.

Semproniana

Ando liado con mil temas en la cabeza, quizá son demasiados, y las consecuencias las pagan las personas queridas que están alrededor. Uno de esos temas pendientes es conseguir financiación pública para el proyecto de diagnosis precoz de enfermedades psicológicas infantiles. El fin último del proyecto es convencer a las administraciones públicas que es mucho más rentable en términos sociales y económicos invertir en educación que en manicomios, dicho sea con sal gorda y un humor que no tiene. El proyecto lo dirige Asun en la UPC, yo me limito al "lobby". La persona que mejor me podía orientar es Inma, Inma es una amiga de siempre, además de uno de los mejores corazones que se pasean por los mapas de mi atlas universal. Así que quedamos a comer en el Semproniana, cerca de su trabajo. Pero el destino que es injusto, me llevó hasta una reunión con mi cliente. No me acordé de avisar a Inma y debo pedir publicamente perdón, llegué una hora tarde. Inma ya había comido. Unos llevan la fama, otros cardan lana. Pero Inma me comentó que Semproniana sigue siendo un sitio digno para comer con sus platos del día, lo que ayuda a moderar el presupuesto. Yo recuerdo platos no demasiado complicados, y nombres sugerentes, como el pescado de la parada de la Mari, o el Bacalao como lo hacemos en Lisboa, que por supuesto no es bacalhao paneira. Esa carta de postres escrita en un pizarrín, encabezada con el pecado de chocolate, o el chocolate de la infancia, comido con piruleta en vez de cuchara. Si no hablan de ti por la calidad, que hablen por la puesta en escena, di que sí. La primera vez que cené en el Semproniana estudiaba cerámica, en la escuela de Artes y Oficios, y me dió la sensación de entrar en el aula. Cada silla de un tipo, cada plato con una decoración, cada lámpara distinta, cada rincón era único... la última vez que fuí a cenar, con Alicia, Sarita y Maikel me resultó un pelín cargante, "kitsch", se me caía encima. Con Alicia, Sara y Maikel tomamos un café en el Vermutet, entre el Semproniana y Zsa-zsa, cuestión de fumadores. Lo mejor, tomar después una copa en Zsa-zsa... debo estar mayor, el Zsa-zsa hace mil años que ya no se llama así, se llama entredos o algo parecido... no lo recuerdo. Pero para mi que conocí a Zsa-zsa escuchando a Moby y bebiendo stingers, en mi cabeza ya no cambiará de nombre. Inma, te debo 2 o 3... mil disculpas. Y gracias! Sara, ¿Dónde estás? En Navidad vivías en una aldea de Camboya, nunca sabrás la envidia que me das, ya podrías dar señales de vida, ahora te envío un correo con este link. Semproniana está en Roselló, 148 y si queréis reservar mesa su teléfono es 934531820. A Zsa-zsa, que no se llama Zsa-zsa ya le dedicaré un post.

viernes, 6 de febrero de 2009

Bohèmic

Malos tiempos para la lírica... Un amigo se ha visto afectado por esta grave epidemia que llaman ERE. Uno más.
Al momento contactamos, y fuimos juntos a comer. Claro, cerca de mi oficina.
A mi no me gusta comer "cerca de mi oficina" por que está lleno de "gente de la oficina", de compañeros, y no puedo separar trabajo de descanso. Así que preferí acercarme al Bohémic.
Más barato que Casa Lucio, también es otra cocina, pero muy digno y con unas patatas bravas de antología.
Bohemic es ideal para comer de raciones, de tapeo, sin demasiado esfuerzo. Puedes encontrar pinchos sofisticados, otros de corte tradicional. Siempre con una relación calidad precio muy correcta, en un marco agradable y, curioso, para ser un restaurante que se come excelente, pequeñito, vas sin reserva y al mediodía por lo menos mi experiencia es que tienes sitio para elegir.
Imprescindibles son las patatas bravas, en su punto de pochado y fritura, y con la pasta de ñora mezclada con la mahonesa. Deliciosas. El foie, las almejas con pèssols de Llavaneras, la coca de recapte, los buñuelos, las croquetas, la botifarra con mongetes de Santa Pau...
Los postres, es curioso, algunos postres de la casa no los he conseguido probar, pero los que he probado eran deliciosos. Mi sugerencia? El pan de especias emborrachado bañado en chocolate fondant 80% cacao y su bola de helado de crema catalana, luego una copa de PAR, vino de naranja.
Bohémic lo tengo al lado de casa, más o menos, en la calle Manso, 42, esquina con Viladomat.
Les podéis llamar para reservar al 934240628. ¿Mi amigo? Bien, gracias, es un crack y no tardará en estar trabajando nuevamente.